Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Lo primero que enseñan en clase de yoga es a no descoyuntarse y luego subrayan que nos abrazamos poco, y es verdad. La rigidez parece un síntoma de distinción social cuando en realidad es la antesala de lo rancio, es la misma distancia que hay entre rigor informativo y rigor mortis. La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene un buen sonreír y una proximidad natural que no se ensaya en clase de yoga, ella ya lo traía aprendido de casa. Son tantos los que se acercan para hacerse una foto con Esperanza Aguirre que la web de la Comunidad ha estrenado un enlace donde uno puede buscarse junto a la presidenta. Para mayor detalle la foto aparecerá con marco rojo, (homenaje subliminal a mayo del 68), y firmada por Aguirre con caligrafía amable. Se trata de una aportación simpática a la ciencia política tan oxidada, prolongar en dedicatoria lo que fue un momento de proximidad fugaz.
Aun jugándome el desacato a la autoridad no debo callar que la presidenta sale cañón en todas-todas las fotos, está en señora estupenda (igual se lo han dicho alguna vez). Prueba de ello es que no hay cromo en el que salga mal, si extrapolan la idea a una celebración familiar seguro que desearían romper cientos de carretes que nos tiran a traición. En el caso de Esperanza Aguirre es al revés, siempre en la posición correcta con el gesto adecuado, como decían en el circo antiguo: «Más difícil todavía», ya puede hacer calor, frío o apretarle el zapato, la presidenta no afloja pose agradable. Para mayor abundancia están las fotos de la entrega de diplomas a la Policía donde para cuerpo el suyo, sin necesidad de diploma que lo acredite porque salta a la vista.
La idea reconcilia con el género humano; en las siestas del verano las televisiones se llenan de personajillos que se lían a tomatazos y que ponen cara de asco ante la cámara que les da de comer. En cambio la presidenta de Madrid sonríe, mira, y hasta se deja pasar la mano por la espalda en acto nada protocolario pero sí muy sincero. El personal debería tener en cuenta que los altos cargos son de cera aunque la emoción del momento les lleve al abrazo del oso.
Durante estas vacaciones el sindicato de cámaras digitales y los amigos del abrazo van a echar en falta a Esperanza Aguirre. Siempre es un detalle que te pongan en un marco y te quieran con firma personalizada. Los discursos pasan pero los abrazos prenden, eso también lo enseñan en yoga.
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