Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El grupo socialista en el Ayuntamiento de Madrid reclama al alcalde mayor protección para los ciudadanos que se ven asaltados en los semáforos. La práctica no es nueva, la denuncia política si. Y uno llega a preguntarse si en realidad faltan policías o sobran delincuentes, porque igual que la prostitución de la periferia se ha refugiado en el centro, los semaforeros se pueden reconvertir en cualquier otra cosa. No olvidemos que se trata de pequeñas mafias perfectamente organizadas que dan el palo con una estrategia militar: uno hace de cebo, otro trinca y el resto está de bulto para dificultar la operación.
Lo extraño es que no queden sus caras retratadas en las mil cámaras de seguridad instaladas en la ciudad, en cualquier de las que sirven para cazar conductores que se saltan los semáforos. Está bien que se nos exija corrección al volante y que nos arrimen con el carnet por puntos, pero no estaría de más que la actitud cívica estuviera acompañada de la vigilancia municipal.
Tampoco estaría mal acabar con el pasotismo ciudadano, muchos de estos pequeños hurtos se solucionarían con la ayuda de otros transeúntes pero a efectos de socorros mutuos parece que estamos anestesiados si la situación no nos afecta en primera persona.
Y no es que roben grandes cantidades, ni que operen con inusitada violencia, es más el susto que te llevas y la sensación de impunidad que te dejan.
Saber que los nietos de “los siete niños de Écija” hacen prácticas en La Castellana no es nada agradable, los tiempos del bandolerismo han pasado, ahora te asaltan con el precio de las viviendas que es otro cantar.
Igual que limpian las aceras con gran fervor, (Madrid es de las ciudades más limpias de Europa), también podrían hacerlo con los pequeños delincuentes que están al descuido. Hijos de la miseria y en ocasiones del mismísimo demonio.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion