Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Está de moda el método pilates, (inventado por mister J. H. Pilates, harto de vivir en un minipiso estilo Trujillo, decidió que con una cama podía estirar sus músculos sin dotarlos de volumen, y al tiempo ganar elasticidad y capacidad de concentración mental). Eso dicho a lo fino, en lenguaje de piratas, es como si te colgaran de la mesana por los pulgares y unas gaviotas te picaran el ombligo. Pilates no conoció a Pujalte pero le hubiera fascinado el personaje, lo que podemos dar por seguro es que la elasticidad de los movimientos del diputado popular le viene por hacer este tipo de gimnasia. Otro cualquiera hace la misma inclinación ante Marín y le cruje la calderilla ósea como bisagras de la casa de Norman Bates. Hay que ensayar el movimiento para no bascular en demasía y comerse la alfombra del Parlamento.
Pujalte es un ninja de la agitación parlamentaria, en algún lugar tiene que ensañar las muecas, los gestos, las cabriolas (si de la lámpara colgaran lianas él sería capaz de saltar sobre la mesa presidencial como Tarzán cuando va a la compra). Igual que Churchill hacía relajación mental en el baño del Parlamento inglés, Pujalte se dedica a poner caras ante el espejo y a pintar detrás de la puerta para que lo lea Marín y le entre mucha rabia de espuma en la boca. Los que no le encuentran el punto creen que está loco o que es un peligroso antisistema, cuando en realidad se trata de un niño grande en comisión de servicios como parlamentario, si le quitan el bigote aparece el jefe de centuria dispuesto a animar la vida del campamento.
Cuando apareció el teletipo con la activista de Greenpeace que interrumpió la Cumbre de Viena, inmediatamente se pensó en Pujalte hasta que la foto nos sacó de dudas. Entre PP (Pilates Pujalte) y la belleza argentina hay una diferencia «austral», que diría un intelectual tomatero.
El caso es que sin citar a Lao Tse ha conseguido poner de los nervios a Marín; él sabe que su expulsión es transitoria mientras que la irritación del presidente va para enfermedad crónica, más que el reglamento, le harían falta estampitas de Santa Gema.La escala de reprimendas tiene un límite, salvo que la próxima vez Marín lo haga de tal forma que parezca un accidente.
En el fondo Pujalte ha conseguido un triple salto: chupar entrevistas, horadar en la úlcera de estómago de Marín y que le expulsen del próximo pleno y así podrá ver la final de la Champions sin que le afeen la conducta. Le ha salido niquelado. Lo demás es todo pose: no puede ser tan malvado, ni tan bronco, ni tan cómico.
Todo es puro entrenamiento gimnástico y producto de tomar el café sin azúcar pero con prisa. Seguro que sus vecinos lo tienen por buena persona y duerme con un pijama de Mickey. Hasta el bigote es de quita y pon.
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