El efecto llamada

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si le suena el móvil pero no reconoce el número no lo coja porque igual es Pere Navarro, mandatario de la DGT y uno de los clásicos de esta legislatura. No responda porque Navarro está haciendo una encuesta de mal agüero en la que, una vez más, se pone a los conductores como ejemplo de personas dotadas de un desequilibrio emocional que encuentran un placer macabro en matarse en temporada alta. Lo suyo sería que los supervivientes a esta nueva operación Atasco, (unos 15 millones de personas), al llegar a su destino llamaran al móvil del director general para contarle qué tal han pasado las vacaciones. Y que lo hicieran a cualquier hora durante los próximos dos años; si nos ponemos a acojonar, aquí jugamos todos a la ruleta de Pere. Se le pueden detallar las excelencias de algunas carreteras españolas que conservan el trazado original de cuando Fernando VII regresó del exilio. Hay baches históricos que, lejos de ser eliminados, se consagran a la posteridad con una señal de peligro; de manera sentimental, algunas nacionales conservan las mismas arrugas en el asfalto que le rompieron las ruedas al carro de Viriato.
No lo cojan porque por el momento las expectativas de 100 muertos en carretera se cumplen al 50%, todavía le quedan más llamadas al cuervo que habla de parte de la DGT. El conductor es el sujeto pasivo de las iras de la autoridad que lo cruje con impuestos, lo hierve en gasolina y le deja al desamparo de unas carreteras que son el recuerdo vivo de que el pasado nunca se marchó del todo. Y eso que han quitado los carteles que contribuían al despiste, sólo quedan algunas siluetas del toro de Osborne entre cuyos cataplines se oculta el sol y esos luminosos de lupanares en la estepa de la nada que anuncian amor a precio concertado (y que por el poderío lumínico se podría pensar que se trata de una próspera economía sumergida).

En Los Angeles tuvieron que retirar unos anuncios de Killie Minogue en lencería porque se producían muchos accidentes, también lo vivimos en España cuando de las marquesinas de autobús se arrancaban los pósters con Maribel Verdú en camisón. Algo parecido está ocurriendo en el desierto de Las Vegas donde algunos pilotos desvían la ruta para mirar de reojo una foto gigante de Eva Longoria, dicen que se puede ver desde la lejosfera y que los marcianos podrían apreciarla igual que la Muralla China, lo cuál es una estupidez porque como decían en Men in black, a los marcianos les ponen las sepias gigantes (por ejemplo Ana Obregón con medio metro más de pierna).

Si fuera por Pere Navarro también le echaba la culpa a los pilotos.Concluyamos que el conductor medio es un salido que conduce un vehículo cargado de caballos, todos ellos sementales. El punto negro de estas vacaciones son las llamadas de don Pere, que le van a salir por un pico en euros. El miedo siempre encuentra cobertura.

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