Marbellear

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No sólo se marbellea desde los despachos de la gerencia de urbanismo de un lugar de la Costa del Sol. Se marbellea también en política cuando Berlusconi manda a hacer puñetas un debate electoral o cuando llama idiotas a quienes no le vayan a votar.
Prodi y Berlusconi protagonizaron el debate más zafio desde que Jesús Gil respondía a unas preguntas metido en el jacuzi de su casa. No sé quién ganó ni con qué porcentaje, pero estoy seguro de que perdieron los dos y también la clase política. Si para llegar a captar la atención de los votantes hay que montar un show televisivo es que algo no funciona. Los políticos deberían saber en qué terreno juegan y qué tipo de sensibilidades levantan.
La cosa pública no puede ser discutida como si fueran las ofertas de última hora en una lonja de pescado. No se defiende a la democracia a gritos, ni con insultos, ni con alusiones a la borrachera del contrincante, (para eso estaban las ruedas de prensa de Thysson cuando aparecía con un cacho de oreja del rival entre los dientes).
Como estas modas tienden a ser contagiosas no quiera el Señor que por aquí las próximas elecciones se diriman a base de palabras soeces y con presentadoras huecas de piernas redondas. Comparado con Italia lo del bobo solemne y lo del patriota de hojalata es un comentario de tomar el te.
Lástima que Berlusconi sólo se haya limpiado los dientes y no la boca. Hay casos que justifican la creencia en una vida mejor.

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*