Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El alto el fuego de ETA tiene muchas lecturas, la primera que hago es de tranquilidad, hemos pasado más de treinta años con las pistolas de Damocles detrás de la nuca. A uno le gustaría que fuera más borrar la sangre que entrega de armas, (porque formas de chantaje hay muchas, no sólo se cultiva el miedo con la pólvora, me refiero a esos empresarios vascos a los que les llegan cartas con fotos de sus familiares).
Al margen de otros análisis posteriores que nos hagan valorar la noticia en su justo término que se acabe con ETA es la gran noticia del año. Ahora deben actuar los políticos y crear un caldo de conciencia en el que los asesinos no vuelvan a tener peso en nuestra sociedad. Es ahora cuando el estado de derecho se la juega.
Pero la alegría inicial no nos debe aflojar la tensión, todavía corremos el peligro de que elementos sueltos de la banda decidan echarse al monte por su cuenta. Sería terrible descubrir que hay una serpiente con dos cabezas.
También tenemos que pedir que nuestros políticos estén a la altura y no se aticen con una noticia que no pertenece a nadie porque nos pertenece a todos, de tal modo que si la gestionan mal estaremos de nuevo en un paisaje de vencedores y vencidos.
No sé cómo calmar las heridas de las víctimas ni que lilimento se les puede dar para que no sufran, pero ellos (los que más perdieron) tienen también la oportunidad de construir una memoria sin rencor.
Zapatero hace equilibrios con los platos chinos, por el bien de todos que no se le caiga ninguno, de esa inercia estamos pendientes.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion