Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
«Los arqueólogos devolvemos la memoria a estas personas que encontramos» / «Egipto es un sano veneno que se te mete dentro» / «Hablo inglés, alemán, francés, español y traduzco jeroglíficos con fluidez» / «¡Rá no debería ser un dios jubilado!» / «Hay personas que cuando no encuentran una solución, especulan.Así aparecen los marcianos»
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RETRATO
Orígenes. «Nací en Madrid, enfrente del Arqueológico». Currículo.Egiptóloga por vocación y por herencia materna, se matriculó en Historia Antigua y luego se marchó a estudiar a París y a El Cairo. Hoy, es conservadora-jefe del departamento de Antigüedades Egipcias y del Próximo Oriente del Museo Arqueológico Nacional.Además es directora de las excavaciones de Enhasya el-Medina, en Egipto desde hace 20 años. Aficiones. «La playa para descansar.Y el desierto, como reflexión y por el silencio». Debilidades.«Estar con la gente que quiero (fundamentalmente, mi hijo)». Virtudes.«Inasequible al desaliento y buscar el equilibrio». Defectos.«Un poco de genio».
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Desde pequeña quiso trabajar en el Museo Arqueológico Nacional, pasaron los años y le nombraron directora -«¡cómo iba a pensar que me sentaría en el sillón del profesor Almagro!»-. Es una de las pioneras en España en egiptología y de las más reconocidas en el extranjero. Además de trabajar en el Arqueológico, ha contribuido al éxito de la exposición Faraón, del Canal de Isabel II, que hasta ayer habían visitado 231.502 personas.
Pregunta.- ¿Es usted Indiana Jones?
Respuesta.- ¡No, para nada! Mi trabajo no tiene nada que ver con la película. Las excavaciones son de cinco de la mañana a siete de la tarde, a pleno sol.
P.- ¿Dónde queda la aventura?
R.- Siempre tienen un punto de emoción.
P.- ¿Ha llorado alguna vez?
R.- En ocasiones me he tenido que controlar porque soy la directora recuerdo cuando descubrimos la tumba de Hotepuadeyet (un funcionario) las pinturas llevaban tapadas 4.000 años. Imagínese.
P.- ¿Hotepuadeyet querría ser descubierto?
R.- Los arqueólogos devolvemos la memoria a estas personas que encontramos. Todos los egipcios querían que se repitiera su nombre.
P.- ¿Sin nombre no somos nada?
R.- Para ellos, cuando se destrozaba su nombre se perdía su memoria.
P.- ¿Por qué atrae lo egipcio?
R.- Porque es muy bello, tienes que ser muy insensible para que no te guste su arte.
P.- ¿Al final engancha?
R.- Cuando vas allí conoces el sentido de la frase: «El que bebe agua del Nilo siempre vuelve». Es un sano veneno que se te mete dentro.
P.- ¿Caminaban de lado?
R.- (Risas) ¡No, no! Es una forma de representar la realidad, ellos querían representar las partes esenciales del cuerpo humano, quizá hoy nos parezcan dibujos forzados.
P.- ¿Qué hay del mito de las momias?
R.- En torno a ellas se han hecho muchas locuras, en el siglo XII consideraban que era polvo medicinal.
P.- ¿Creían en la otra vida?
R.- Ocurre en todas las culturas, pero a ellos se les notaba más. Los egipcios se pasaban toda la vida pensando en la muerte; cuando entronaban a un rey, se hacían la tumba.
P.- ¿La pirámide como segunda vivienda?
R.- Claro, se le llamaba la morada de eternidad, donde van a vivir siempre, por eso se llevaban objetos con ellos.
P.- ¿Los pobres también?
R.- Un rico se llevaba una mesa de ofrenda y el pobre, un trozo de cerámica que le hiciera el mismo efecto. Y vasos de cerámica, amuletos protectores, etc
P.- ¿Pagaban exceso de equipaje?
R.- (Risas) ¡No les importaba nada!
P.- ¿Tienen punto esotérico las pirámides?
R.- No. Cuando tengo una duda voy a una biblioteca, paso un tiempo leyendo y es posible que no la resuelva. En cambio hay otras personas que cuando no encuentran una solución, especulan. Así aparecen los marcianos.
P.- ¿Ante ellas qué experimenta?
R.- Lo que más me gusta de Egipto son las pirámides, con la cultura egipcia tengo un diálogo que entiendo perfectamente.
P.- ¿Rá es un Dios jubilado?
R.- ¡Ay, no debería de serlo! Para ellos era la vida. Rá pasaba todo el tiempo luchando con los seres maléficos y todas las mañanas salía vencedor con su barca para cruzar el firmamento. Los difuntos querían ir en su barca para resucitar con él.
P.- ¿Por eso a usted le gusta la playa?
R.- (Risas) Es posible. Por eso me gusta el sol para relajarme.
P.- ¿Hace excavaciones en la arena?
R.- No, no, en mis ratos libres hago otras cosas. No me gusta leer novelas históricas de Egipto, me imagino los personajes a mi aire sin que nadie me los cuente.
P.- ¿Volverán las momias a Egipto?
R.- Las autoridades egipcias quieren que vuelvan las momias reales, (en España no hay). Pero deben tener en cuenta que los museos son divulgadores de la cultura egipcia.
P.- ¿Toda momia tiene maldición?
R.- No, yo les devuelvo su memoria. Por lo tanto, no quiero que me paguen de esa manera. Ojalá se levantara una momia para poder conversar con ella, son una buena fuente de información.
P.- ¿Madrid es faraónico?
R.- Digamos que Madrid acoge muy bien a los faraones, véase el éxito de la exposición.
P.- ¿La T4 es la gran pirámide?
R.- No lo sé, igual es más difícil encontrar la puerta de embarque que dar con la cámara sepulcral de la gran pirámide de Keops.
P.- ¿Lee jeroglíficos?
R.- Como dirían en los currículos: hablo inglés, alemán, francés, español y traduzco jeroglíficos con fluidez.
P.- ¿Los manda en sms?
R.- Es habitual que entre colegas nos felicitemos el año con caracteres egipcios.
P.- ¿El Estatut en jeroglíficos?
R.- (Risas) Igual así sería más sencillo
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Etiquetas: el mundo, entrevista