Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado vecino de Villanueva de la Cañada: el amor es una foto por la que pasan 40 años encima y sigue teniendo validez tanto el contenido como el marco, nada que ver con la pasión fantasma que venden los programas del corazón donde sólo es amor a primera visa. Una exposición sencilla, montada con fotos de casa, le da 1.000 vueltas a las ceremonias de patinadores con antorchas y regalos con la firma de un famoso. En estos tiempos en los que la pareja es un animal en extinción, resulta brillante que haya gente capaz de superar los años en amor y compañía. Son ustedes gente normal, la que escribe las páginas de la Historia aunque otros sean los que pongan la firma, ¡qué más da!, ninguno se casó con el ánimo de obtener una recompensa.
Son sus historias de un pueblo e hijas de la época, el gran banquete era chocolate con embutidos (tremenda mezcla de alimentos, incluso me atrevería a decir que explosiva como homenaje al metano).Nada de Cancún: a Alicante, que era el Caribe de los pobres, y a mucha honra. Eso el que tenía posibles, otros pasaban la noche en una pensión madrileña con chinches del tamaño de un gato montés y frío de mausoleo. Bodas austeras, de cura airado, testigos almidonados, monaguillos gorditos, parientes de corbata, pocas flores y pasodoble de obligado cumplimiento. Nunca les sacaron en los ecos de sociedad y ni puñetera falta que hizo.
San Valentín era un gilipuertas, ¡qué sabrá ese cursi vestido de primo octogenario de Arturo Fernández!, ya podría darse una vuelta por Villanueva de la Cañada (hoy Villanueva de la Amada) para aprender cómo se pueden cumplir años y no morir en el intento.El amor es material imperfecto; ustedes no dan lecciones, sólo cuentan cómo les fue en la noria de la vida en la que no todo el mundo saca billete de felicidad, tremenda cursilería. El otro amor, el perfecto, es el que vende San Valentín con la perversa intención de ir haciendo caja. El amor imperfecto es de mortadela y vermout de grifo; el perfecto, de caviar y espumoso exótico.El primero aguanta lo cotidiano y el segundo destiñe. El primero no conoce grandes declaraciones y el segundo es un exhibicionista.
Cupido es un tipo que cada noche te permite soñar caliente aunque tengas el estómago vacío, rechácense sucedáneos y amores de segundas náuseas. A ustedes les parecerá muy normal, pero la mayor parte de la gente se pasa la vida buscando alguien con quien compartir una foto y una vida corriente.
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