Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Reconozco que hay cosas que pasan en el sur que no tienen traducción posible, los sureños no tenemos hecho diferencial pero sí hacemos las cosas lo más diferentes posibles. Si un extranjero lee el encabezado de la noticia se volvería loco: ?un turismo arrolla a un paso de semana santa, en una calle de Cádiz, resultan heridas diez personas?. ¿Pero ya empezó la Semana Santa?
Llegados a estas fechas del invierno no resulta extraño encontrarse con una cuadrilla de porteadores que ensayan el paso, lo hacen para aprenderse las calles de memoria y para ir haciendo músculos en la espalda. Y lo hacen, también, por el cachondeo propio que acompaña a la devoción más profunda, que una cosa es llevar al Señor encima y otra iluminarse con alcohol en la parte de abajo. La hermandad bien entendida empieza por el lingotazo y a partir de ahí nos vamos entendiendo, o como dice la cuña de la radio: ?a un pueblo se le conoce por lo que bebe?.
La cuestión es que el conductor, que ni tenía carnet, ni el coche era suyo y encima andaba borracho, intentó adelantar al paso de La Penas y tuvo que dar un volantazo. Según el parte policial atropelló a una decena de costaleros, uno de ellos rompió el parabrisas con la cabeza. El milagro no es tanto que no pasara nada, como así fue, sino que el resto de la cuadrilla no linchara al torpe conductor. La próxima vez andará con más cuidado o al menos que se vaya a otro barrio a atropellar a otra cofradía. Colisionar en el Altísimo no se castiga más en el código de circulación, pero debería.
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Etiquetas: el boletín, opinion