Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
El poder son las formas, sobre todo la estética del poder económico, donde tal y como diría McLuhan «el traje es el mensaje». Lejos de la chaqueta azul, el pantalón gris y la corbata a rayas no hay salvación, nadie ose cruzar las puertas del poder si no va vestido según las normas. Lo sabían los antiguos sacerdotes egipcios, griegos y romanos, (y la actual curia vaticana): para oficiar es necesario una liturgia medida acompañada de pases mágicos, la diferencia hoy entre un obispo y un banquero es sólo el puro.Y en esto llega Evo Morales vestido como desaconsejan las normas y en un gran golpe de efecto descoloca al poder, si no fuera porque le habían rendido honores de Jefe de Estado no le hubieran dejado pasar de la cápsula de seguridad que tienen los bancos, y por supuesto nunca le habrían dado un crédito con una cazadora de Starsky y Hutch. Les aturde un tipo vestido como un vendedor del Rastro con discurso de presidente de consejo de administración, los engranajes de la lógica capitalista chirrían, echan humo.Es posible que hablen el mismo idioma pero manejan recursos distintos, palabras incompatibles, cero en comunicación de mercados.
No es como ellos porque no viste como ellos, (su pensamiento es un efecto posterior que por el momento ni se tiene en cuenta, la primera impresión la gana la mirada). Evo Morales puede resultar más peligroso como imagen que como discurso, y él lo debe saber porque para eso se está dando la vuelta al mundo en ochenta cazadoras y un jersey a rayas. Sabe que El Ché donde más triunfó no fue en la consolidación de las ideas revolucionarias sino en la venta de camisetas, gorras y banderas fabricadas para las paredes de colegio mayor, (esas que hoy ocupa un póster de Fernando Alonso).Para transmitir un mensaje no hay nada como crear una imagen, por ahí ha empezado el nuevo presidente boliviano. El contraste con Llamazares no era gratuito: el dirigente de IU con traje y él no, el armario de Morales está lleno de ropa informal. Se nota que el coordinador general de IU está más acostumbrado a mezclarse con el poder económico, podríamos decir que está más contaminado.
Todavía es pronto para saber qué ideología sustenta al presidente boliviano, al menos sabemos que renuncia a la tiranía de la moda, que no le esperen en los salones de París. Un tipo fuera de la norma es muy peligroso, si no comparte estética es posible que no comparta los mismos placeres y resulte más difícil de corromper.Una mala noticia para el Pentágono donde deben estar fabricando un antídoto contra mandatarios de nuevo cuño, una especie de corruptor, alguien capaz de hablar como él, vestir como él, pero a sueldo del poder amigo; un hijo pródigo con mando a distancia que sea más manejable. Un tipo sin corbata es una epidemia que se propaga.
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