Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Al margen de la Lotería que sigue su transcurso natural por estas fechas hay otro sorteo oscuro de las malas intenciones. Los cuatro argelinos detenidos por la policía tenían preparado hacer “algo gordo” durante la Navidad en Madrid, algo tremendo y con sangre, una barbaridad de la que nos hemos librado (esta vez).
Mientras existan loquitos de la fe que ven enemigos en cada esquina seguiremos en el punto de mira de unos tipos que anteponen el fanatismo a la vida. La fracasada Cumbre de Barcelona quizá haya puesto los cimientos para un acuerdo a largo plazo, la idea de la alianza de las civilizaciones no parece tan descabellada para desarmar de argumentos a los incendiarios de Alá. Además cualquier otra no ha servido y a las pruebas de Irak me remito, si pensaban que iban a pacificar aquel país a base de cañonazos estamos apañados.
Da igual que la Cumbre haya sido papel mojado lo importante es la vocación por aproximarnos al mundo árabe, no dejar que la distancia sea tan abrumadora como para que vivamos a siglos de diferencia intelectual y material.
La sola idea de otro 11M en Madrid es un escalofrío seco, pero es cierto que la amenaza continúa. Esta vez los servicios de inteligencia han sido más rápidos. Menos mal.
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