Un genio en marcha

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado Leo Bassi… es usted un tipo paranormal de los que no se encuentran todos los días. Para los que le conocen por sus apariciones en Crónicas Marcianas, es un provocador que reparte excrementos entre las primeras filas; los que le seguimos de antiguo, hemos alucinado cuando se hizo pasar por viceministro de la Risa de la CEE logrando dar una conferencia en Moscú, o cuando le estampó una tarta en la cara al alcalde de Montreal, que aceptó como muestra de agradable convivencia democrática.
Ahora ha creado el BassiBus para animar los domingos de nuestra Comunidad con visitas a lugares señalados. No hay nada que divierta más que un día de excursión cantando las viejas letrillas de campamento. Lo de ayer tuvo gran mérito, si tenemos en cuenta que le sacó punta a un lugar tan gris como el Valle de los Caídos, donde están enterrados Franco y también la juventud truncada de la II República Española. Bajo las bóvedas de granito de la montaña no se reiría ni una hiena, allí todo es oprobio y dolor.El golpe de efecto de enseñar la foto de Sadam Hussein con el dictador fue muy llamativo, pero también le animo a mostrar la de otros prebostes de hoy que entonces abrazaban al gallego bajito como salvador de la patria y garante del futuro nacional. Lo mejor de su tour no son los lugares por los que pasa, sino la forma de verlos con mirada crítica. El humor nos salva de situaciones terribles, es cierto. Adelanta que en próximas ediciones van a visitar los domicilios particulares de los políticos, ahí va a tener que echar una gran dosis de imaginación para sacar una gota de gracia a algo tan anodino como una valla de arbustos.

Sus viajes por lo peor de Madrid, (así ha denominado el particular paquete turístico) continúan con la máxima que utiliza en los espectáculos: «En una sociedad absolutamente pija, dar asco es la forma más eficaz de oposición». En cierta medida, predica como los griegos peripatéticos: en marcha y con la sana intención de sacar enseñanza de cosas cotidianas. Su autobús no lleva a ninguna parte, no es útil para ir al aeropuerto ni para regresar a casa, tampoco circula en hora punta ni nos acerca al centro cuando queremos ir al cine, ahí radica el interés. Leo Bassi le da vueltas al mapa hasta hacerlo diferente. Es loco, (cierto), divertido, provocador, ingenioso, en absoluto políticamente correcto y más bien insolente sin fronteras. Tiene una cara que se la pisa, pero es también de los pocos que usan el humor como materia de reflexión.

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