Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado dueño de perro: no lo tenías fácil con las actuales normas municipales que obligan a seguir el trasero del can con un guante de plástico y estar pendiente de lo que aflora tu campeón. Ciertos piensos compuestos anuncian maravillas para el pelaje del animal, pero no indican que el exceso de fibra ayuda a una deyección abundante. Hay que tener mucho amor por los animales para recoger, a dos manos, la cagarruta de Sultán a las ocho de la mañana.Para complicar un poco más tu caritativa existencia, el Ayuntamiento de Madrid ha dispuesto normas que dificultan la tenencia y disfrute.Una brigada especial, el CSI canino, va a descubrir de quién es la caca que está fuera de su espacio autorizado y perseguirá al infractor (que no es el animal, sino el dueño al que se le puede caer el pelo por mucho friskis que tome en el desayuno).
El método para dar con el dueño del cagón roza uno de esos capítulos de serie norteamericana en la que encuentran un pelo y le echan la culpa a una muñeca de Famosa. En Cuba hay un dicho popular que sostiene que Al pájaro se le conoce por la cagá, una forma poética y popular de señalar que todos dejamos un rastro y que por el tamaño de la pieza se encuentra al infractor. La medida va a ser muy dura de cumplir, sobre todo por los dueños de perros de tamaño importante; los restos orgánicos de un caniche se pueden disimular bajo un vehículo aparcado, pero ya me dirán cómo te las apañas con un dogo o con un gran danés. La solución es el diálogo permanente entre animal y dueño para dejarle claro dónde se puede y dónde no conviene. A partir de ahora los canes de Madrid van a ser los animales más educados del mundo por la cuenta que les trae: las multas son como para cortar el hipo.
Bonito trabajo el de las famosas motoscaca, que recogerán una muestra abundante de residuo fecal para analizarla con lupa en el laboratorio. Es fácil imaginar a un grupo de científicos buceando por las heces, con su naricilla, hasta encontrar el DNI del propietario.Cientos de botecitos con etiquetas pegadas al dorso esperan a los infractores. Con esta normativa municipal estricta tenemos razones para empezar a creer que no es el perro el mejor amigo del hombre. En todo caso puede serlo cuando no sulfate en lugares no autorizados, que para eso se han acotado espacios de libertad de esfínter. Dice ahora el Ayuntamiento de Madrid que pasear al perro puede ser perjudicial para la salud, sobre todo cuando obre donde no debe.
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