Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado Mendiluce… quien quiera ver en su oferta a un candidato tradicional, de los que prometen, aportan datos, cifras y puntos programáticos, va listo. Los compañeros que asistieron al desayuno de Europa Press todavía no han digerido el croissant y mire que era de pastelería buena. Usted se presenta y habla de la guerra más que de Madrid, lo cual le honra porque tiene experiencia en hazañas bélicas, pero igual el votante se queda algo despistado.Los que asistieron al encuentro esperaban una lluvia de promesas como en su día hicieron Gallardón, Simancas o Jiménez y se quedaron tan helados como el día. Unos a otros se miraban con cara de sorpresa, así que imagine cómo trasladarán sus ideas al pueblo soberano que nos lee, escucha y nos siente (que dicen en mi pueblo).
Hay que reconocer que algunas de sus propuestas suenan bastante marcianas. Al menos admita que cerrar la perrera municipal como argumento-fuerza es rarito. O convertir el mástil de la plaza de Colón en un muestrario de telas ondeantes. Sus rivales manejan otros tiempos y un lenguaje más directo, ¿qué significa una policía municipal multiétnica?, ¿acaso un toque exótico bastaría para mejorar el tráfico? Su programa se puede resumir en el dorso de un billete de metro y aún queda espacio para apuntar un móvil: es frágil, difuso, complicado de seguir, muy ácido y quizá elevado.Recuerde que el voto está en la calle y no en las alturas o en proyectos diseñados en la Universidad de Bellatera. Sus votantes le van a decir lo que los apóstoles después de escuchar la parábola de la resurrección de la carne: «Maestro, si por algo te seguimos es por lo claro que te explicas».
Tengo la absoluta certeza de que a usted no le importa que le pongan verde, ya sale de casa con ese color. Y que tampoco tiene muchas ganas de batirse el cobre con sus rivales, va a hacer su campaña sin importarle el final. Extraño, pero legítimo sin duda en un político que aspira a gobernar la Casa de la Villa.No se conoce a nadie que se presente a unas elecciones para que no le voten, tendríamos que remontarnos a tiempos de la extinta UCD, que se hizo el haraquiri con la espada de cortar la tarta nupcial. Teniente de alcalde de Trinidad Jiménez dice que quiere ser. Estupendo, pero ¿y ella qué opina? Igual lo soltó como réplica a su oferta para que se retirase y no dividiera a la izquierda.Ande, concrete un poco más la oferta, por el bien de los que seguimos su campaña, para que podamos tragar el croissant.
Compartir: