Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Querido comerciante… ¡cuerpo a tierra, que viene Cascos! El Ministerio de Fomento ha decidido apuntarse a la carrera por encontrar el tesoro, esta vez en la Puerta del Sol. Y no se le puede echar la culpa a Alvarez del Manzano, que asistirá como peatón a lo que antes organizaba como alcalde: el gran tiberio de las zanjas. Madrid, valle de las pirámides y del cemento, no termina de hacerse nunca y, ahora, le van a practicar la cesárea allí donde nace el kilómetro cero. Le van a dar un tajo donde más duele para construir una nueva estación de trenes, porque, aunque parezca imposible, todavía queda más suelo por horadar.Y quizá de ésta nos hermanamos con Pekín: dos golpes más y aparecerá el chino molesto por el ruido.
Nueva búsqueda del tesoro. Se admiten apuestas de cuánto puede durar la grieta a cielo abierto y la posterior cura de urgencia.Para situar la importancia de la obra, baste decir que no se libran ni el oso ni el madroño, que irán a parar a algún pudridero municipal y, luego, ya veremos quién se acuerda de ellos. De confirmarse las sospechas, ya pueden los comerciantes ir pensando en el traslado a cualquier lugar remoto, puesto que el acceso a las tiendas va a tener similares dificultades a coronar la cima del K2. Igual hasta se molestan y se unen en la queja mancomunada, en el lamento de un sector que vive del turismo y de una clientela fiel que, en los alrededores de Sol, encuentra siempre el hilo que les falta.
Simancas va a tener malas vistas desde el despacho, y las visitas van a llegar con los tobillos torcidos. Trampas para cazar osos y polvo en suspensión durante los próximos meses. Finalmente acabará, pero como a nuestros gobernantes les gusta mucho una zanja, no extraña que haya quien pregunte que por qué no se ponen de acuerdo. De una vez y para siempre, que hagan la Gran Obra.Y luego que nos dejen descansar otros trescientos años.
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