Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
La capacidad de asombro del ser humano no tiene límite aunque cuando veamos volar un avión, (que pesa más que un pueblo), nos parezca de lo más normal. Lo último en ingeniería disuasiva viene de la Universidad de La Rioja donde han llegado a la conclusión de que si sube el tabaco veinte céntimos? seiscientas cincuenta mil personas dejarían de fumar de golpe, (porque una cosa es un vicio y otra un perjuicio).
Se demuestra de esa forma que el fumador de tabaco es un tosedor compulsivo y algo “roñica”, que cuando le tocan el bolsillo se viene abajo y echa cuentas.
Aplicado este ingenioso mecanismo de los veinte céntimos de subida a las hipotecas, llegaríamos a la conclusión de que si el tipo de interés subiera hasta un veinte por ciento? la casa la iba a pagar el mismo que se había quedado con el paquete de tabaco.
¿Ven?: contra el vicio de gastar la virtud de no soltar un euro. Si el Estado se aplica y nos fríe con más impuestos es posible que dejemos de ser un pueblo enviciado para convertirnos en paladines de los cuerpos danone. Todo es cuestión de tocar las naricillas por la vía de la imposición, tasa o gravamen.
Ahora vendrá un genio y gravará también la cesta de la compra, así dejaremos de adquirir productos innecesarios como: patatas, huevos, verduras, pan y aceite.
Se nos va a poner un tipín como para hacer películas de galán con Norma Duval, ahora bien algo más mustios y con cara de acelga hervida.
Si el Estado va a subirlo todo un veinte por ciento igual se encuentra con las iras de los ciudadanos que le mandan a hacer puñetas un veinte por ciento más. Que una cosa es entrar en el cielo por méritos propios y otra que te suban a base de patadas testiculares.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion