Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimados jugadores del equipo de Arquitectura de la Politécnica, a los que no alcanzo a ver su cara pero sí su piel: todo sea por el deporte. La idea de posar en mangas de nada no puede asustar; en Grecia los corredores iban desnudos y aunque había sus comentarios acerca del bamboleo guasón, lo que importaba era cruzar la meta el primero, aunque fuera por una extremidad carnosa protuberante.Desde La maja desnuda hasta la fecha, en Madrid no se había comentado tanto un desnudo que sólo puede molestar a los cursis, puesto que la verdad, la poesía, la pasión y el deporte, son cosas que no permiten abrigo.
El calendario está destinado a ser objeto de culto y deseo de muchos colegios mayores de chicas, (y también de chicos porque el deporte se puede ver por las dos caras). Hablando de caras, las suyas van a ser poco conocidas. A menos que se bajen el calzón y enseñen la pata peluda, nadie les reconocerá por su aportación artística. Los que han visto todas las fotos dicen que se les ve la división de honor a la que pertenecen y que dan prueba de su poderío en materia de rugby. Ustedes muestran la cara oculta de la Luna en unos negativos artísticos que hacen historia. Después de su proeza, (que viene de proa), no se descarta que un equipo de canasta, compuesto por honorables señoras del Rastrillo, les imiten. El calendario es un género que se presta a la creatividad, salvo esos espantosos que colgaban de las taquillas de la mili en los que aparecía una inglesa enseñando el peñón, bautizada como Charito por hacerlo más patriótico y nacional. Aquellas chicas conocieron el ardor guerrero de generaciones de españoles arrestados el fin de semana.
Valor tienen más que el Tercio Alejandro Farnesio: posar desnudos, en invierno y descontando los comentarios de vecinos, amigos y compañeros de clase. Pero, ¿y lo ufanos que van a estar cuando digan a las chicas que febrero tiene menos días porque no les cabía todo lo suyo en tan poco espacio? Por esta acción, que tiene un fin benéfico: el suyo propio, no les pueden sacar tarjeta, el árbitro no podría anotar el número. Si es difícil evocar una cara, no le quiero decir lo que es recordar un culo peludo.
Si sacan dinero suficiente irán a la cuna del rugby, a Escocia.Y si venden más, a Sudáfrica. Sin ser optimistas, es posible aventurar que darán la vuelta al mundo en primera clase, ¡qué pelotazo de calendario! Ya verán qué ilusión le va a hacer a la abuelita cuando se lo regalen por Navidad.
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