Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado Jesús del Pozo, dueño y señor de la tijera, el patrón, el diseño y el buen gusto: esta noche Carmen espera a que usted le calce el vestido como el que inaugura un monumento, con expectación y aplausos. Carmen, la sevillana que conoció Merimée en uno de sus viajes, y que luego Bizet recogió en ópera hace 127 años, está hecha una lozana andaluza todavía. Buena debía de ser la señora porque hasta el mismísimo Nietzsche se rindió ante lo que llamó «arte mediterráneo», pasando de las frías brumas wagnerianas.Con dos taconazos y una mirada de ojos oscuros, Carmen los puso como motos y de paso se convirtió en inmortal. Tal es el poder de una seductora. Años más tarde Juan Perro escribía en una letra: «Si juegas con mi corazón / te convierto en una canción».
A Jesús del Pozo le toca vestir a un mito viviente que esta noche ha quedado con unos amigos en el Real. Y ha optado por el color y el brillo, como no podía ser de otra forma en tan original artista. Lo que usted hace sería demasiado simple englobarlo en diseño, o sastrería. Su trabajo es un concepto global que basta para enmarcar una ópera pero también para renovar a un mito. Bien pensado es más fácil hacer malabarismos con nitroglicerina con los ojos cerrados. Pero el resultado no ha podido ser más feliz.
Siempre le ha acompañado la valentía y el acierto, desde que en 1974 abriera la primera tienda en Madrid, después de un periplo europeo en el que se pensó seriamente qué hacer en la vida. Dos años más tarde presentaba colección en París y así hasta la fecha, en la que está considerado un maestro de la tela, en un país que tiene mucho que cortar (al menos en moda). Lo suyo es coser y encantar. Su trabajo también ha estado muy relacionado con el cine y el teatro, no sólo se ha dedicado a las pasarelas.Almodóvar ha tirado de usted para vestir a las mujeres al borde de un ataque de nervios, o al matador que hacía Antonio Banderas, o los tacones lejanos de Victoria Abril, Marisa Paredes, Bibiana Andersen y un travestido e imposible Miguel Bosé. Y en clave más humorística, también eran suyos los trajes que lucía Alaska en La Bola de Cristal, de TVE.
Carmen espera su retoque final para salir a escena. El vestido tiene que acompañar al personaje, no adelantarlo como las colonias baratas. Ella hará mover la tela como si fuera viento de cara.Jesús del Pozo ha creado una Carmen mágica apta para seguir siendo mito unos 200 años más.
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