Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
La Conferencia Episcopal huele a naftalina y a roña. Lo último es una manifestación en Madrid para impedir que los homosexuales se casen porque en el fondo los maricas le dan mucha dentera a los curas. Absurda convocatoria que va a coincidir con el concierto festivo de Carlinhos Brown en las calles; por un lado, un rosario viviente y por otro, la música afro americana que invita a la lujuria de vivir.
Monseñor Carlos Amigo, obispo de Sevilla y hombre de argumentos más que razonables, ha dicho que con él que no cuenten. En cambio, ¡de nuevo!, dirigentes del PP se ponen en cabeza de la manifestación. Hasta aquí podíamos llegar con la igualdad y la tolerancia, algunos no pueden consentir que la ciudad se vuelva plural y abierta, la prefieren en coto cerrado de caza. Y los mariquitas al tablao a divertir a los señoritos con sus chistes amanerados.
¿Para cuándo una revuelta de marquesas por Serrano pidiendo que sólo circulen coches con chofer? ¿Y una de aristócratas pidiendo que vuelva la misa en latín?
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Etiquetas: madridiario.es, opinion