Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Comprendo que con la sangre ajena se ha mercadeado, y en muchas ocasiones se ha pasado por alto el primer derecho que tienen los familiares de una víctima: a ser consolados. No hay palabras ni manos suficientes en España para borrar una sola lágrima de un menor al que le han matado a su padre, ni telegramas, ni flores, ni palabras de protocolo. Me duelen los falsos homenajes y las palabras huecas; en cambio, me emociona la verdad de un beso a deshora.
No creo que os haga falta que corten una calle para que os demos la razón; la tenéis antes de salir de casa.
Repudio a los que os manejan y a los que os quieren meter en un rebaño ¡cómo si todos los muertos fueran un colectivo! Con vuestro dolor no se hace publicidad, ni se negocia.
Cuando hablan de un futuro mejor supongo que se referirán a un imposible: que os devuelvan a quienes os arrebataron.
Si de algo sirve, si a alguien consuela, os digo que nunca caminaréis solos. La democracias se construye sobre la base de vuestro dolor, a partir de ahí los demás no tenemos más derecho que guardar silencio.
Sois de mi sangre, así lo siento.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion