Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Que Nino Olmeda le diera dos besos en la boca a Pedro Zerolo tiene varias interpretaciones: a) a Nino le gusta dejar las cosas claras, b) le quería tapar la boca. Uno que estaba cerca, pero no tanto para que la emoción salpicara, pudo escuchar que fueron besos de tapia, huecos, sonoros, formales y hasta un poco sacados de un capítulo de la abeja maya. Más que emoción había libación.
Iker Casillas, en un momento en el que todo el mundo habla de la Constitución Europea, logró los mejores aplausos cuando dijo que era mostoleño. Aznavour no tiene razón: siempre fue mejor Parla contigo que Venecia sin ti.
Ana Botella queda estupendamente de ceremonia y tiene mano derecha, ágil al entregar el premio a los componentes del Samur social: la calle para el que la trabaja, señora concejala.
Muchos fueron los premiados y gratas las emociones. Por allí andaba Juan Barranco al que rápidamente se vincula con Tierno (el profesor ateo convencido de que Dios nunca abandona a un buen marxista).
Enhorabuena a Constantino Mediavilla y a Nieves Herrero que hicieron de presentadores de gala, con galones y sin Gala (Antonio)? que hubiera ralentizado mucho los premios porque sólo sabe hablar de él en pretérito pluscuamperfecto.
Incluso le perdono a Inés Sabanés que me confundiera con Antonio Naranjo, compañero de columna y director de “El Diario de Alcalá”. Uno, (el que estuvo y ahora lo cuenta), nunca fue jefe de nada sino obrero de la palabra, cronista de emociones y amante de versos no alicatados.
Dicho sea esto para homenaje a los que hacen que Madrid-a-diario-sea, o lo que es lo mismo Madriddiario.es, gloria a los que ponen una estrella roja de cinco puntas como logotipo (en recuerdo del pasado bolchevique) y consiguen que aplaudan hasta los del PP.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion