Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Dice el piloto del nuevo Airbus A-380, ese mamotreto alado que espanta a los rebaños de varias provincias a la vez, que el aparato se maneja como una bicicleta.
Cuentan que es maravilloso porque en él hay de todo, y uno piensa que en España hacen falta unos tres mil A-380 en los que quepan el alcalde de Valladolid y los gays, el de Ávila y unas lesbianas, los nacionalistas periféricos y regionales, los amargados y demás parientes coñazos. Un avión en el que pueda convivir la gente en paz, aunque sea durante unas horas.
Personalmente no me trago eso de que es una aeronave inteligente; si lo fuera llevaría cocina y harían unas paellas de escándalo. Toda aeronave que no incorpore una boutique del ibérico no merece la pena. Porque mucha tecnología y al final terminas comiendo plástico.
El nuevo avión es un mundo con alas, un trasto.
Dentro de poco lo veremos aterrizar en Madrid. Sabremos en qué momento llega porque se producirá un eclipse.
Compartir:
Etiquetas: madridiario.es, opinion