Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Me gusta la ciudad de los vivos y detesto la que hace espectáculo con los muertos. Antes que reformar la Constitución, no estaría de más plantearse una reforma del calendario para eludir pasar por el 11-M, que es fecha de infausto recuerdo. Aquel día del que hace un año la muerte llegó a Madrid muy barata, por el precio de un billete de tren, se segó la biografía de cientos de madrileños? y se mutiló la ilusión de muchos miles más.
Todavía los hay que dependen de ansiolíticos para descansar, los que tienen que buscar ayuda psicológica, los que han perdido toda esperanza. A ellos me refiero. Por ellos no hay derecho a convertir el aniversario en feria mediática de la sangre.
Duele marzo, aunque tímidamente salga el sol y las temperaturas se recuperen. Duele porque todavía las heridas no han cicatrizado y porque los políticos no se ponen de acuerdo.
Madrid en la memoria es una postal de unas vías por las que nunca llegará ese tren en el que íbamos todos. El hueco es un vacío en el estómago, mariposas negras que chocan contra sus paredes.
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Etiquetas: madridiario.es, opinion