Paz y pan

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado José Ricardo Martínez la reunión de ayer tenía más de party que de confabulación de rojos-clandestinos; hace unos cuantos años la reunión habría sido en un bar con olor a bacalao frito y palillos por los suelos, (aroma de serrín y pis de gato). Pero aquellos lugares de la clandestinidad son hoy un bingo, una sucursal bancaria o nada porque desaparecieron. En la entrada un grupo coral recibía a los invitados al son de hermosas canciones que invitaban al relax; luego tocó cantar La Internacional, la gran prueba de fuego. Dicen las crónicas que Güemes y Merry del Val se abstuvieron; lógico, en su colegio te regañaban por cantar canciones prohibidas. Es verdad que la letra no hace al sindicalista pero ayuda, que una cosa es beneficiarse del estado del bienestar y otra muy distinta olvidar los principios. Hay que vigilar la ortodoxia sindicalista o acabaremos cantando una de Bisbal, (por lo tanto en nombre del buen gusto le ruego que haga algo).
Línea renovada y parece que esta vez con acierto: convertirse en referencia de los colectivos que padecen discriminación laboral.Nos podemos felicitar por el volumen de producción y los buenos resultados del empleo pero no olvidar que los empresarios trabajan con personas que tienen los huesos de cristal. Ante los desfavorecidos, los sin voz, los que han caído del otro lado de la Luna liberal, la fuerza del sindicato. Hace bien usted en meter en vereda una línea que ha quedado muy desdibujada en los últimos años. El valor de los sindicatos como miembros de la acción social se mide en su grado de independencia, y ésta a su vez en capacidad crítica, de maniobra, de discusión y de referencia. Los trabajadores deben saber que por peligroso que sea su relación laboral tienen una red que les ampara.

Señal de los nuevos tiempos es la presencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la de la Asamblea regional (doña Mariconchi) y el olímpico alcalde, que hizo su entrada como John Wayne se bajaba del caballo: directo y al asiento para escuchar al pianista.Pide su sindicato, la UGT, paz y pan que son los dos factores para avanzar en progreso. Usted ya ha dicho donde quiere situar a su grupo, ahora que tomen nota los otros agentes sociales.En la medida en la que su fuerza sea útil contribuirá a que miles de trabajadores se dejen de sentir una pieza más en la cadena de producción, tal y como hacía Charlot al salir de la fábrica en Tiempos Modernos. Pero no olvide,( como le decían a César), que es mortal, no se pliegue ante el poder.

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