Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado Paulino Plata: Andalucía no se tiene que presentar en Madrid porque lleva años instalada aquí, pero siempre es buena una excusa para que los sureños reivindiquemos la esencia común, (que nunca es nacionalista puesto que un pueblo que tuvo dos capitales, Córdoba y Damasco, no entra en batallas regionales.Me refiero a los tiempos en los que Alá, como Marcial, era el más grande). Remendando a Pujol, es andaluz cualquiera que haya llorado con los versos de Machado y Federico, con la voz de Camarón y con el rumor del agua en uno de los patios de mayo. Fíjese si seremos originales que a cinco días de promoción le llamamos una semana, para que vean como nos cunden el tiempo a los de abajo. La idea es magnífica, otra cosa es el símbolo elegido, un enorme corazón, ¿no habría sido mejor empezar por el estómago? Lo del corazón recuerda a las Dolorosas de puñal en el pecho que bailan en la Semana Santa, (extraña forma de guardar un luto pero así es). En nuestra tierra le damos poca importancia a las grandes cosas; a algo tan sublime le llamamos fino, a un bocado de los dioses tapa, a un solterón talludito er niño y a una cornada de caballo no ha zío ná.
Pretender inaugurar la presencia de andaluces en Madrid es como patentar la máquina de vapor, es evidente que existe desde hace muchos años y que funciona. Andalucía contribuye a la recuperación de Azca, ese barrio madrileño que está deseando quitarse el olor del humo. Una cosa es que el hombre venga del barro y otra que te recuerden permanentemente que vives en miércoles de ceniza; y contra los cenizos unas clases de sevillanas boleras para que se suelte hasta el señor alcalde (lo veo difícil porque Gallardón es más de Shakira). Palmas para ahuyentar los malos rollos, que cante un coro: Arenal de Las Ventas y olé, / ¡Torre del Windsor! Y la voz del Lebrijano le quitará el precinto a la primera luna llena del verano, o la de José Mercé que en sí misma es una hoguera de San Juan inagotable.
Lágrimas habrá cuando se acaben los tres días programados para la gastronomía, lagrimones como puños cuando los cocineros retiren sus fogones. Eso no está bien, señor consejero, no se puede llevar a la gente de visita al cielo y luego decirles que se den prisa porque vamos a cerrar. Será ahí donde el no andaluz aprenderá el significado exacto de la expresión ¡oh!, ¡oh!, gesto que se puede acompañar con dos dedos de la mano en señal ascendente.Una semana de cinco días y que nos quiten lo bailao, don Paulino, dicho sea hablando en plata.
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