Benedicto XVI y las cábalas que se hacen sin motivo EL PAPA

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Vistos de espaldas, en la foto oficial asomados al balcón de la Plaza de San Pedro todos los papas son iguales. Será cosa del sastre porque en cuestiones físicas no entra el Espíritu Santo, que por cierto está de lo más vago puesto que en día y medio apañó la sucesión.
El personal esperaba un Juan Pablo III y les ha salido un Ratzinger I con mote de Benedicto XVI (que era el Papa de la I Guerra Mundial, con lo cuál apañados estamos). Juan Pablo no va a volver por mucho que se lo griten desde la otra orilla del Tiber los millones que hacen cola, ese Papa de la liturgia aprendida en el teatro fue irrepetible. Hasta en el paseíllo final portado por los \”sediari\”, Juan Pablo II fue un actor con una despedida magistral. Y luego están los que quieren que Ratzinger sea aperturista pero ellos no creen en Dios. Se lleva mucho el opinar aunque no vaya contigo.
Todos los indicios se dirigen a que Benedicto XVI va a ser carca, conservador, intransigente y de malas pulgas. Lo que Dios no hace no lo soluciona una sotana blanca, y el nuevo Papa antes fue obispo alemán de puño de hierro. En cierto sentido Juan Pablo II lo dejó todo atado y bien atado al colocar a su mano derecha en la silla de San Pedro.
La gente se equivoca cuando pide un Papa mediático. La misa en latín de esta mañana, retransmitida por todas las televisiones como si fuera el Gordo de Navidad, anuncia que regresa el tiempo de temer por el pecado.

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