Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimada señorita: desconozco su nombre pero le veo hasta el apellido así que permítame la confianza. Su estampa egregia de icono olímpico justifica las palabras de Angel Antonio Herrera cuando a Marujita Díaz le llama la plehistofolklórica; usted con la banderita es otra cosa más moderna aunque no deja de tener un toque de Celia Gámez arengando a la tropa africana. De su fina estampa poco puedo añadir que no sea obvio, pero si para promocionar Madrid tenemos que sacar valkirias despelotadas a las terrazas es que vamos mal. Y va a ser eso: que no cuela la cintura de Shakira, la rubia; que tampoco cuela, a los portavoces regionales en la misma pose. La foto de Simancas y Beteta con idéntico traje de baño y pierna adelantada sosteniendo bandera sería olímpica por sí misma, la calidad del muslo madrileño no la tienen en París.
Duda: ¿Su traje desbaratado es producto de los bocados de un tiburón, o ha sido el sastre que iba con prisa? Parece que le falta un remate pero créame que de cerca no se aprecia el detalle, lo digo por fijarme en el conjunto. Simbólico también el lenguaje de las banderas: la de la Plaza de Colón que aparece al fondo se encuentra mustia, en cambio la que sostienen sus manos no puede estar más entusiasmada y vertical (¡caramba!). En sus brazos abiertos hay señal de triunfo, el gesto es como el que luce la Revolución en Francia, le falta la espada en la mano alzada y enseñar una teta como cuando a Susana Estrada se le escapó el protocolo delante de Tierno Galván. Le juro que esa heroicidad carnal sería portada de los informativos de medio mundo.
Inquietud : ¿Le llegaron a conocer los miembros del CIO cuando estuvieron de visita? Ya sé que era invierno y coincidió con las heladas, pero su presencia de cariátide del casco histórico habría corregido algunas puntuaciones, siempre al alza. No se habla de otra cosa esta mañana: que si mira qué cañón, que si me suena a alguien, que si habrá sido novia de Ronaldo (o lo va a ser). Me gusta que la llama olímpica salga de su ombligo aunque nos quedamos con ganas de saber qué forma tiene, y si guarda pelusilla de algodón entre los tesoros de sus carnes.Queda clara su lozanía de cinco aros y su pelo de anuncio de limones salvajes del Caribe. Una vez terminada la sesión de fotos sólo se me ocurre el consejo de las abuelas: hija tápate que va a hacer frío, no es tanto por el termómetro sino por las tiritonas que produce su presencia. Habitualmente las terrazas son menos amenas.
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