Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimado alcalde Gallardón: conforme con que la obra del túnel de Santa María de la Cabeza es un punto estratégico de Madrid.Asumidos los catorce meses de excavadoras y porrazos, tenido en cuenta el natural mosqueo vecinal (que usted de manera hábil traduce en apoyo), y analizada la eficacia en el futuro tráfico de la M-30, sólo queda una duda: ¿oiga, y no lo podían haber pensado hace dos años cuando inauguraron el actual túnel?, ¿no hubo entonces estudios que recomendaban tal actuación? Si Madrid fuera persona tendría el récord mundial de cicatrices por centímetro cuadrado. Hace apenas dos años que se inauguró el túnel, con el consiguiente griterío que le cayó a Manzano y hoy nos planteamos volver a abrir la cicatriz, recuerde la bronca que se montó cuando usted puso cara de andar de paso. Con todos los respetos lo de ahora es un dislate. Y eso que fueron ustedes los que aseguraron que entre zanja y trinchera iba a transcurrir un tiempo prudencial; se ve que lo transitorio son los cantos de los pajaritos y lo perenne la excavadora municipal.
Habilidad por su parte para que las obras duren catorce meses, justo (y ya es casualidad), para que se inaugure antes de las próximas elecciones. En una entrevista concedida a este periódico, el psicólogo Javier Urra se preguntaba por la afición del alcalde a excavar túneles en comparación con el anterior edil, más partidario de fuentes y estatuas. Creo que en los próximos catorce meses tampoco daremos con la clave, pero sí daremos en el porrazo, el martillo, los turnos de veinticuatro horas y todo para que el vecino tenga la idea de que Madrid estará magnífica el día en el que la terminen. Puestos a revisar los trazados viarios cualquier escondite es el futuro inicio de un túnel, tal cual.
Urge un tratado urbano de las obras inacabadas, un opúsculo que recoja las toneladas de tierra que se han movido en vano y las zanjas que se han abierto de forma provisional; con menos entusiasmo los egipcios levantaron unas pirámides.
Madrid pavimenta Madrid es la nueva campaña que este verano nos volverá a pavimentar las calles en peor estado. Quizá Madrid no necesite pavimento, sino una tregua, un poquito de por favor, un respeto al vecino atascado y agobiado. Seguro que los informes de sus expertos avalan los golpes y porrazos, convencido de que tendrá un rédito electoral, pero tenga en cuenta que en Santa María de la Cabeza van a estar de cabeza y cráneo durante un tiempo. Sordos como una excavadora.
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