Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Estimados policías locales de Fuenlabrada: todavía no entiendo qué relación hay entre un tsunami en Asia y que ustedes se despeloten (en sentido físico y también de la risa porque el making off del reportaje debió tener lo suyo), pero tratándose de una causa benéfica bien está. Seguro que este calendario que también es michelín, por las carnes magras que se observan en alguno de sus agentes, va a dar la vuelta al mundo. Hasta en los informativos chinos van a dar la noticia con el consiguiente comentario jocoso, ya saben cómo es el humor amarillo y en la cosas que se van a fijar, sobre todo en las diferencias de raza. Multas van a poner pocas a partir de ahora; imaginen el ataque de risa cuando el conductor reconozca tras las gafas de sol a ese gordito feliz que aparece en el calendario, o el rubor de algunas miradas que irán directamente a la parte benéfica del pantalón. Ya se pueden alejar de las escuelas unos cuantos metros si no quieren soportar la coña de los niños que son muy dados a las coplas de patio: «Guardia so lila/ se te ve la pilila», o «se ve, se nota/el guardia está en pelota». Canciones para después de una guerra como dirían Martín Patino. Lo suyo no es salir del armario, sino saltar de la taquilla al mundo y sin aparecer en un desfile de lencería de José Luis Moreno, directamente al lío del montepío, cuando faltan las palabras sobra la ropa (ahí estamos de acuerdo desde las botas a la punta de la gorra).Igual el turista despistado cambia el vuelo a Río de Janeiro y se acerca a Fuenlabrada convencido de las excelencias de su clima y también de la amabilidad de sus agentes del orden. Autoridad, lo que se dice autoridad, a partir de ahora poca, salvo que consigan contaminar a otros colectivos para que se unan a su forma de expresar la solidaridad. Algo parecido en la Asamblea de Madrid sería muy simpático, no quiero decir en pelotilla picada, pero quizá sin corbata o algunos sonriendo también sería noticia. Su idea en un seminario de jóvenes vocaciones rompería moldes. El calendario se lo van a quitar de las manos, incluso es posible que acaben fotocopiados en un top manta. Desnudos pero en la calle habría sido más llamativo, en sus puestos de trabajo habituales: dirigiendo el tráfico, ayudando a una ancianita a cruzar, de guardia en la puerta del Ayuntamiento. Lo que nos tienen que explicar es ¿dónde se metieron la porra para hacer las fotos? Esas sonrisillas picaronas tienen mucho que contar.Para que luego digan acerca del cuerpo de la policía.
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