Por: Jose Luis Gómez
El ex ministro José Bono, uno de los más genuinos representantes de la corriente españolista del PSOE, dice ahora con su particular gracejo que él no vuelve porque nunca se ha ido. Caído en desgracia del mismo modo que Francisco Vázquez, Rodríguez Ibarra o Rosa Díez, difícilmente compatibles con el modelo de Rodríguez Zapatero, el ex presidente castellano-manchego parece encaminado ahora a suceder a otro paisano suyo -Manuel Marín- como presidente del Congreso, en el caso de que los socialistas revaliden su mayoría. Quizá sea ésta la principal razón por la que ZP tolera su vuelta, necesitado como está de reconciliarse con una parte del electorado socialista que rechaza sus escarceos con los nacionalistas periféricos. Bono, en ese sentido, es toda una garantía para que la E de Ej-paña reluzca en el nombre del PSOE.
El ex ministro José Bono hubiera preferido que su “vuelta” la anunciase el propio Zapatero. Pero ha tenido que contentarse con que lo hiciera su sucesor al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José María Barreda, mientras el secretario de Organización del partido, José Blanco, visitaba casualmente Toledo y mostraba su condescendencia con esta jugada casi otoñal que Bono festejó conversando con Rafael Martínez-Simancas ante las cámaras de Veo, la televisión de El Mundo.
A estas alturas, su reincorporación ya no inquieta al aparato socialista, por mucho que algunos de sus incondicionales todavía sueñen con ver a José Bono como líder del PSOE, en caso de un revés importante para el joven presidente. Hay que reconocerle al PSOE su capacidad para estos viajes de ida y vuelta con políticos incluso amortizados. En eso es más eficiente que el PP, que prescinde de los suyos como si fueran pañuelos de papel.
DIARIO DEL SIGLO XXI
., 22 de septiembre de 2007
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Etiquetas: diario siglo XXI, opinion