(“EL BOLETIN“, miércoles 2 de abril 2014)
Dice el presidente del Colegio de Médicos que él no es partidario del copago pero sí de imponer un cobro por el mal uso de los servicios hospitalarios. Perfecto, ampliemos ese argumento desde el lado de los pacientes y como tal exijo que me indemnicen cada vez que me tienen seis horas esperando en urgencias para una prueba que se tarda en hacer cinco minutos. Las urgencias de los grandes hospitales españoles son las modernas pirámides en las que puedes entrar pero, ¡pobre de ti!, cuando intentes buscar la salida porque te darás con la burocracia sanitaria de narices.
La semana pasada dos médicos distintos querían hacerme dos analíticas y los dos me tomaron la tensión cuando era algo que está reflejado en la hoja de ingresos. Si no me llego a poner serio me sacan la segunda analítica porque parece que si no lo hacen ellos no se fían de sus compañeros, tres horas esperando para un simple TAC que se ventila en cinco minutos. En total seis horas en un sillón dentro de un box de urgencias al que iban llegando personas traídas por el SAMUR. Allí, en aquel mercado persa, convivíamos sanos con medio/sanos, enfermos crónicos con accidentados, una señora intubada a la que nadie hacia caso con un vejete que para llamar a las enfermeras les daba con el bastón en el culo. Sin duda que era el mayor espectáculo del mundo, ni me quise quedar dormido para aprovechar el anecdotario para cuando pudiera contarlo. A las cuatro horas y media llegó la doctora de guardia para decir que estaba redactando mi alta, un papel que se demoró otra hora y media más. Creo que en época de los escribas iban más rápido pero da igual, cuando te dan el alta todo te parece bonito, hasta aquel lugar inhóspito al que llaman hospital; curioso.
Hacer que paguen los que no recogen las pruebas que se han hecho, o quienes después de un tratamiento de quimioterapia se fuman un cigarrito en la puerta del hospital, me parece magnífico. Si no te haces acreedor de la Sanidad pública tampoco aspires a arruinarla con tu falta de respeto, pero también los hospitales deberían pagar a quienes tienen horas esperando en un pasillo, a quienes demoran días interminables unos resultados que se aguardan con angustia, o a quienes sufren los perversos efectos de la burocracia administrativa que tarda hora y media en redactar un alta médica que ocupa medio folio. Llegados a ese punto prefiero el alta oral y aquí todos tan contentos señor presidente del Colegio Oficial de Médicos.
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