(“EL BOLETIN“, miércoles 12 de marzo 2014)
Tan pendientes estamos del juicio de Pistorius que se nos está pasando lo que ocurre en la Corte de Preston, Inglaterra, donde se juzga al ex vicepresidente de la Cámara de los Comunes, mister Nigel Evans al que la acusación ha calificado de perverso depredador sexual, sin duda que una tarjeta de visita para recordar. Al parecer Evans es de bragueta rápida y donde pone el ojo pone el pene. Está acusado de nueve delitos sexuales contra siete varones. Por extraño que parezca una de las violaciones se cometió en el hotel en el que celebraba una convención el Partido Conservador, toda una falta a la ética, a los conservadores se les imagina en animadas charlas en el sofá de cuero antes que corriendo en cueros detrás de un joven ayudante. Será que ya no sólo beben brandy y se han pasado a las bebidas duras.
La opinión británica se hace cruces con los relatos que afloran de semejante político al que tenían por un tory serio pero como personaje de Almodóvar se dedicaba por las noches a cantar copla por los bares de copas. Y quién dice copla también puede imaginar que mister Evans hacía de spice grils en cuánto delante del espejo. Un caso de mister Tory de día y Lady Lulú de noche.
Y los focos pendientes del juicio de Pistorius que ofrece detalles escabrosos del asesinato a sangre fría de una novia desarmada, tan asquerosas son las pruebas aportadas que el acusado no puedo aguantar las náuseas al escuchar el relato del forense. Ese juicio es casquería pura mezclada con la contundencia de las balas huecas.
En cambio el interés informativo debería estar en la Corte de Preston donde Nigel Evans defiende su condición de machote contra todas las evidencias. Sin duda que un homenaje al Fary, este Tory Bravo que en lugar de botines lleva ligueros para no andar descalzo.
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Etiquetas: Nigel Evans, Pistorius