(“OTR“/EUROPA PRESS, miércoles 5 de marzo 2014)
El ex presidente de Bankia, Miguel Blesa, se ha cubierto de gloria al decir que los pensionistas que confiaron sus ahorros en las “pútridas-preferentes” no eran ignorantes financieros. Oiga, hombre, al menos tenga un arrojo de pudor y reconozca el pufo de aquel producto financiero que engañó a muchas personas mayores que confiaron su futuro a una rentabilidad falsa. Y, en todo caso, no culpe a los directores de oficinas que colocaban lo que desde la central les decían que tenían que vender.
Aquellos que esperan en la puerta de los juzgados cada vez que el ex presidente de Bankia acude a declarar no son expertos lobos de Wall Street pero sí se están volviendo expertos en lanzarle de todo a su coche. Cada vez que Blesa sale del juzgado se produce un nuevo ensayo de los Sanfermines, carreras, gritos, insultos, atropellos y peligro de que se forme una montonera de odio bajo las ruedas del vehículo. Lejos de importarle parece que le gusta fomentar la ira. Sería más sencillo que reconociera que algo se hizo mal, (muy mal), y que pidiera perdón a los afectados que eran sus clientes. La banca, ya lo decía Alfonso Escámez, es un negocio basado en la confianza, si no crees en el director de tu sucursal lo mejor que puedes hacer es salir huyendo de aquel lugar antes de que te engatuse con dos pases mágicos y una rentabilidad que no existe. Muy a menudo hay que recordar que nadie da duros a peseta; lo siento no sé adaptar esa frase al euro pero se entiende.
Blesa es otro icono caído de aquellos tiempos en los que se ataban perros con longanizas y en los bancos te hacían ofertas que no podrías rechazar, (como diría El Padrino), era la rifa de hipotecas, coches, apartamentos en la playa, televisores de plasma y baterías de cocina. Figuras como Blesa los hemos visto colocados por el dedo divino del poder que los reconvertía en banqueros, empresarios, almirantes de la mar y brigadieres entorchados que se hacían imprescindibles en todas las ceremonias oficiales. Allí estaban ellos junto al poder porque a fin de cuentas habían nacido como una costilla que se desprendió del poder. Nos ha costado una crisis pero la parte buena es que ya no mandan aunque todavía quedan algunos ocultos en el pelotón que deberán explicar sus maledicencias ante un juez antes de que les pidan cuentas en el infierno por no pagar las cuotas de la Seguridad Social de sus empleados, por ejemplo.
Hay que ser muy desahogado para llamar ignorantes a quienes has estafado cuál trilero de la calle Arenal, y tener la conciencia muy laxa. Si encima dice que duerme del tirón sin despertarse es para hacerle un estudio científico porque esa cara no es muy normal.
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Etiquetas: Alfonso Escámez, Bankia, Miguel Blesa