Rajoy y todo lo demás

(“COLPISA“/VOCENTO, martes 25 de febrero 2014)

Se barruntaba un discurso del presidente en clave económica y para no defraudar Rajoy ha colocado una intervención en esa clave pero con numerosos matices. El primero de ellos es que el presidente está encantado de haberse descubierto como capitán de la nave de La Moncloa que pasa de categoría de palacio gubernamental a capitana de la recuperación europea y envidia de la galaxia de occidente. Su entusiasmo numérico es la palanca que le va a llevar hasta el final de la legislatura y, previsiblemente, será su cartel electoral. Rajoy iba más allá de las elecciones europeas a las que ha esquivado porque no debe tener muy claro salir triunfante de esa cita.
El mensaje es: menos mal que llegamos nosotros porque estábamos al borde del precipicio, (término que ha utilizado en la tribuna). San “Moody´s” le ha dado una “macroalegría” con la que borrar aquellos titulares que le zumbaban detrás de las orejas y que no ha olvidado, los llevaba escritos pero los podría haber recordado de memoria. El mensaje de capitán al mando es que hay salvación, otra cosa es que ese entusiasmo se traduzca a la marinería que anda algo escamada cuando escucha grandes cifras económicas pero sigue sin apreciar cómo fluye el crédito o tiene serias dificultades para llegar a final de mes.
Centrar todo en la economía es apostar fuerte porque caso de no penetrar el mensaje por todas las capas sociales entonces te puedes quedar instalado en el entusiasmo igual que Zapatero se instaló en el error de no admitir crisis ni como palabra que viene en el diccionario. Las encuestas del CIS dicen que a los ciudadanos les preocupa el desempleo, por supuesto, pero también la mala gestión de los fondos públicos y la corrupción que recorre todas las líneas del organigrama democrático, y una economía sumergida que se acepta como en los palacios señoriales se convive con incómodos ratones. Contra la corrupción se guarda un silencio de panteón salvo que sea en casa del vecino. Y en cuanto a la mala administración cada día se nos ofrecen sobradas referencias para perder la fe en los organismos públicos duplicados y triplicados.
La economía como eje central de la actividad no sirve para dar respuesta a otros retos que tiene el presidente del Gobierno, entre ellos el desafío de Mas, algo que se deja macerar en el tiempo sin saber todavía qué respuesta se le va a dar más allá del tópico de que será dentro de la Constitución. El “todo lo demás” de Mariano Rajoy también cuenta y por ello le van a preguntar el resto de grupos parlamentarios. Le queda enfrentarse a las preguntas sobre educación, sanidad, la inmigración, la reforma del aborto, la ley de seguridad ciudadana, o sobre Bárcenas que es un fantasma recurrente que duerme en Soto del Real pero se aparece por los pasillos de Génova con cierta frecuencia. Un pasado reciente que no habla de una gestión ejemplar.

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