Entré en el hipermercado de las palabras agarrado a un carro de los que tienden a irse hacia los lados, (creo que los fabrican de esa manera para que no vayas tan rápido).
Iba con una lista de palabras imprescindibles pero me topé con varias ofertas, pensé que tampoco sería tan malo coger un taco, luego un adjetivo y un par de verbos transitivos. Me hacía falta un subjuntivo pero ya los habían agotado todos, ¡qué leche!
Una amable chica en patines me ofreció unos artículos que seleccioné al tuntún porque eran indeterminados y de esos conviene siempre tener en la despensa. Luego me dirigí hacia los congelados donde estaban las palabras de amor, pero no cogí ninguna porque se me da muy mal descongelar los sentimientos, los prefiero hacer yo y a ser posible a fuego lento.
Epítetos había a buen precio, y pleonasmos de locutor también, y un ramillete de pretéritos imperfectos recién cortados con olor a tierra mojada. De esos cogí de todo un poco hasta llenar el carrito.
Con mis palabras enfilé hacia la caja; quise pagar con la tajeta pero no me dejaron porque no admitían números, así que saqué lo suelto del bosillo, casi todo era calderilla y así estuve, medio mudo, hasta que pude meter la lengua en la ranura del diccionario automático. Era primeros de mes, tenía saldo.
¡Hay que ver cómo suben los precios!, la crisis será, pero a este paso me compro las vocales y las consonantes sueltas. Hablaré como un tartamudo pero me saldrá más a cuenta. Pobres alemanes que tienen palabras tan largas, claro por ahí arriba deben notar mucho más la recesión.
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En cambio yo, que necesitaba los subjuntivos irremediablemente, fui a quejarme a la encargada de la sección que me dijo que más que agotados estaban eliminados del stock porque nadie los quería, salvo profesoras y otras especies raras, véase periodistas. Enfadada y claramente decepcionada….cómo podía haber venido a comprar aqui con la cantidad tan grande de supers que existen…fui a la sección de futuros, pero sólo quedaban los imperfectos, que son los menos seguros y con la que está cayendo cualquiera se fia de ellos.
Nuevamente decepcionada me largué de allí con la clara determinación de no volver más.
Rafael me alegro de que hayas vuelto. Un abrazo muy fuerte.
Victoria.
Gracias Victoria pero nunca me he ido, estaba en el lado oscuro nada mas.
No busques donde pescamos la gente rara, los periodistas, porque solemos arrasar el diccionario por aquello de la prisa.
Me alegro verte por aquí. Claro.
Como la vida: complicado andar entre pasilos y que placer degustarlo una vez puesto en la mesa. ¿Nos ofrece algo de postre?
Es la depresión del lenguaje, que también se deflacta.
Así, en el medievo se hablaba “raro, raro” -que diría ‘Papuchi’- y largo, polisémico. El Renacimiento, el Romanticismo, la Ilustración lo adornan y renuevan.
Pués, hétenos aquí y ahora con la prostitución ‘móvil’, sincopada, parca y lacónica. Cervantes no cotiza en el IBEX. ¡Que le hagan una OPA, ya!
Rafael, se deja ver cierta languidez en el blog que contrasta con la trepidante actualidad pero que no es más que fiel reflejo de una población desanimada y con problemas graves para enfrentarse al día a día. Todo esto no debería impedir la participación pero creo que es contagio de un estado de ánimo general que fluye por todas partes. Bueno….imposible hacer un blog sin participación…..¡Qué le vamos a hacer!!!! No pienso contagiarme de la tremenda apatía….Mañana es mi cumpleaños y nunca me había sentido mejor….
Un beso..
Victoria.
Querido Rafa, que compra más maravillosa y qué bien que no se pueda pagar con números.
Un abrazo