Cuidado con los entusiastas

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 12 de enero 2014)

A la monarquía no le falta luz sobre el atril de los discursos, le falta luz en otras partes pero antes que eso le sobran pelotas y aduladores que no le llevan a ninguna parte. Por un lado están los que le ponen photoshop al rey para que parezca un galán de cine y aquellos que le jalean como si fuera el joven monarca de los inicios de la transición, y por otro los que se pasan el día echando sifón a los problemas de la Casa Real para ver si consiguen rebajar la gravedad de los mismos.
La defensa de la infanta Cristina basa sus “sólidos argumentos” en que una mujer enamorada nunca discrepa de su marido y llevada por el amor ciego es capaz de firmar dónde sea porque ser mujer les debe parecer una discapacidad como otra cualquiera. El argumento es simple, machista y algo ruin porque deja el criterio intelectual de la infanta Cristina en niveles de pre-adolescencia. Si tan nocivo es Urdangarin entonces lo que se impone es rescatar a la infanta de los brazos de ese mal hombre que le lleva por la calle de la amargura y la estafa. O eso, o cambia la ley Penal que en ningún caso puede tener efectos retroactivos por mucho que se empeñen algunos. De momento no se contempla la eximente de amor profundo, no parece que ningún tribunal la pueda tener en cuenta porque tampoco hay “amorómetros” que calculen el grado de intoxicación en la pareja para firmar documentos malignos.
No sé qué tipo de estrategia penal está detrás de la defensa de Cristina de Borbón pero parece que nos quieren hacer ver que Urdangarin era la bruja que le dio a probar la manzana emponzoñada del cuento y que ella cayó bajo los efectos de un profundo sueño en el que no distinguía cierto de falso, y en el que pasaba por alto las declaraciones de la Renta porque anteponía declaraciones de amor. Quizá no cuele como argumento jurídico de la defensa pero da para guión de película taquillera.
Cuidado con los entusiastas porque se les va la mano con los argumentos y con el estiramiento del photoshop, ellos son el principal problema que rodea a la Zarzuela en estos momentos de “martirio”. Estos son los que contaminan el ambiente porque no son conscientes del flaco favor que prestan. Sobran reales pelotas y faltan espejos en los que se pueda reflejar la verdad de un asunto turbio que ha llegado muy lejos.
El amor no sirve como eximente, ni como agravante. El amor no es un narcótico que nos aísla de las obligaciones. Esta vez el entusiasta de guardia se ha pasado varios ducados al construir un escudo protector que provoca sonrojo, no se puede llamar tontos a todo el mundo sin que te devuelvan un tomatazo.

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