El Cau-Cau

(“EL BOLETIN“, jueves 9 de enero 2014)

Ya estoy viendo de nuevo a la Ministra de Fomento metida en un avión pero esta vez rumbo a Chile dónde una empresa española ha dejado una cagarruta en forma de puente mal rematado. Allí nadie se lo explica pero los españoles hemos colocado al revés un puente levadizo sobre un tramo del río Cau-Cau, la chapuza se observa en todo su esplendor cuando bajan los dos brazos y se comprueba que los carriles bicis no coinciden, el que debería estar a la derecha se sitúa a la izquierda y al revés.
Nos hemos vuelto a lucir en el año de la recuperación, menuda manera de empezarlo poniendo parches. El tipo que inventó el concepto de “Marca España” acertó de pleno porque esto está lleno de alumnos y seguidores de Cecilia Giménez, la del “ecce homo”, en adelante “ese moco”. Por un lado tenemos lo de Panamá, (eso les pasa por abrir una obra faraónica sin contar con Gallardón), por otro el lío del Cau-Cau, y así hasta llegar a Santiago Calatrava que se ofrece para apañar las goteras y defectos del espanto urbano que creó para Valencia y que bautizó como Ciudad de las Artes y de las Ciencias, ¡ahí es nada! Parte de esa “Marca España” siempre ha consistido en despreciar a los científicos y tener a cualquiera por un artista.
La chapuza que llevamos dentro no va a dejar que descanse Ana Pastor a la que le va a tocar acudir en calidad de bombero de buena fe a numerosos lugares del planeta. ¿Para cuándo Cagarrutas Españolas por el Mundo?, un programa de televisión que compita con alguno de cocina en sus numerosas versiones de profesionales, amateurs, infantil o repostería para glotones. Pastor tendría que ir también a Soria dónde la cabalgata de Reyes sufrió un parón porque no cabía Dumbo por una de sus calles. La primera solución fue desorejar al elefante y dejarlo con un solo pabellón auditivo, pero como no cabía lo que hicieron fue desorejarlo del todo ante al cachondeo vecinal que pedía a gritos también el rabo. A ver si los del puente de Cau-Cau son de Soria, entonces entenderíamos muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor.
Desde luego que a tapar todas nuestras vergüenzas no llegamos, habría que conformarse con un par de detallitos y convivir con el resto de cagarrutas. Una “Marca España” tocada por Urdangarin y la infanta que se tropieza con sus miserias en los cinco continentes. Antes, cuando no existía ese organismo fuimos capaces de exportar fregonas, chupa-chups y casetes de Emilio “El Moro”. Que sí ministra, que se lo juro.

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