(“COLPISA“/VOCENTO, martes 5 de noviembre 2013)
La polvareda levantada indica que han salido a galope y en auxilio del PSOE antes de que celebre la conferencia política del fin de semana. Garzón y el Nuevo Club de “Vellido Dolfos” no esperan a conocer las conclusiones de lo que se vaya a debatir pero se apuntan a echar una mano al “enemigo” dejando desnudo a Gaspar Llamazares que debe recordar aquello de Marx sobre la Historia que se repetía bien como tragedia, o bien como farsa. En este caso farsa es y la protagoniza el ex juez Garzón que se ha servido de Izquierda Abierta como plataforma de su ego.
Suena a tongo, a “tongazo” si existiera como superlativo de estafa democrática. Pero también recuerda a otros movimientos parecidos que se vivieron en el seno de IU cuando era coordinador general Julio Anguita y destacados personajes de aquella nomenclatura tocaron de madrugada las puertas del PSOE antes de que les llamaran oficialmente, entre ellos Diego López Garrido y Cristina Almeida. En realidad cumplían una tradición, antes fue Santiago Carrillo el que creó el Partido de los Trabajadores de España, tras fracasar en su intento de recupera el PCE en manos de Gerardo Iglesias, y le faltó tiempo para integrarlo dentro del PSOE. Farsa y tongo que a Llamazares le debería sonar a “dejá vu”, una paramnesia conocida y habitual aunque no por ello menos alocada.
El fenómeno de complejo de progresía que acontece en parte de las filas de Izquierda Unida es para analizar en laboratorio. Parece que son muy dignos pero en cuánto les silban se tiran a la tapia y cruzan al PSOE con la alegría que estamos viendo de nuevo. Para Llamazares es una sorpresa, dice, y para Cayo Lara es una hartura tener que soportar una comedia cien veces representada. En esta ocasión el protagonista, el antes conocido como juez estrella, comparte cartel con Rubalcaba que hace de princesa asombrada y da las gracias a través de Facebook, insólito canal de comunicación política. Rubalcaba está detrás de la maniobra porque ve en ella uno de sus últimos cartuchos antes de que Carmen Chacón vuelva de Miami y le toque batirse con la espada. Garzón mola porque le da cobertura mediática.
Los voluntarios de Garzón se disponen a inmolarse con tal de apoyar al PSOE en su lucha contra la derecha mas cerril, (tiemblan en Génova). Si le sale mal la partida a Rubalcaba ellos irán detrás al precipicio, despeñados en pro de una revolución casera, menos Garzón que algo se inventará para que no acabe de manera humillante para él. Los tambores de la progresía suenan para animar a los traidores que cruzan la orilla, esos mismos tambores dejarán de tocar si Rubalcaba pierde poder, pero de momento a la farsa no le faltan palmeros que la jaleen ni princesas sorprendidas que se desmayen para que desde Ferraz salgan con el frasquito de sales. Cuando Marx dudaba entre tragedia y farsa debía de estar pensando en lo que un siglo después sería Izquierda Unida.
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Etiquetas: Cayo Lara, Cristina Almeida, Gaspar Llamazares, Julio Anguita, López Garrido, PSOE, Rubalcaba, Santiago Carrillo