Si todo depende del color del cristal es que estamos en manos de las refracciones de la luz y de los cristaleros. Y eso que hay polÃticos que se empeñan en que les miremos a los ojos para que les creamos, o gente que te pide algo y luego te clava la mirada en el hombro y en la nuca y te tira los ojos encima para que te los lleves como recuerdo de aquella visita a Benidorm, (antes se conformaban con regalarte una barca con palillos).
Y con esos ojos que están hartos de mirar cristales me he asomado a varios puentes para ver cómo caÃan las piedras. Es un momento lento, acrobático, morboso y espacial. La piedra cae y tarda un rato, luego se enfrenta al agua que abre los brazos y se la traga. El agua siempre tiene ojos de asombro.
Bien mirado todo esto es sueño como decÃa Calderón o pantomima como decÃa Charlie Rivel.
Con los ojos se ven las faltas y se ven las cosas venir. Sólo tenemos dos pero podrÃan ser cuatro, o seis, o un millón. Pero nunca veo la ocasión de pedir perdón o de decirte que quizá hayamos llegado demasiado lejos. Vuelvo a mirar y otra vez esos ojos que me suenan tanto y que soy yo. Oro, incienso y “mira”.
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Cuánta literatura se ha vomitado en torno a los ojos. “Ojos verdes son traidores, los azules mentirosos, acastañados y negros son firmes y verdaderos” reza una canción popular gallega, “Na beira do mar”.
Con gafas, con lentillas, con monóculo, con lupa de Holmes, todos los ojos, grandes, pequeños, sesgados, hundidos, caÃdos, juntos, ven. Y, algunos incluso miran.
Hay madres -la mÃa, la primera- que los tienen a pares, incluso en la nuca. Por eso la muy ‘jodÃa’ siempre me cazaba en las patatas.
Yo soy más bien figura 3, mirada inquietante…
Hay muchas formas de mirar, algunas sin ojos.
Yo no me preocuparÃa, con la gente que importa no es necesario pedir perdón, y nunca se llega demasiado lejos.
Pues, â??mirraâ?? tú, que ante tal exposición de ojos, y como no habÃa reparado en los mÃos, allá al espejo que me he ido. Lo primero, como los primeros: ojos normales; o sea vulgares: (es que en nada voy a salirme del montón? Y, demás, marrones, para más inri?). Lo segundo: en su virtualidad e inversión me hago un lÃo, que ya no sé si es de dÃa o si es de noche. Tendré que echar unas preces a la DeÃpara del Amor Hermoso en perfecta genuflexión.
No sé si de pronto mi nivel intelectual ha bajado, si me faltan datos para interpretar este post, si te estás volviéndo hermético y distante, o si estás hablando en claves accesibles solamente a determinadas personas.. en cualquier caso echo de menos el lado irónico, perspicaz, genial y tremendamente comunicativo que tienes.
Te pido excusas. PodrÃa no habértelo dicho pero es que no te encuentro…. Victoria.
Carlos: las madres tienen un sentido especial que ve más allá que los ojos, cierto.
Bárbara, era el Principito el que decÃa que lo esencial es invisible a los ojos. Resulta cursi pero es bueno.
Muy Señores MÃos: cada uno respondemos a un modelo de mirada y asà vemos el mundo. Me pregunto qué pasarÃa si tuviéramos otro ojo extra.
Victoria: lamento causar decepción, lo corregiré. Pido disculpas.
Algunos, ya que no lo tenemos fÃsicamente, intentamos tenerlo apropiándonos de los ojos profesionales… aunque convenga irse con ojo.