(“ABC“/MADRID, miércoles 23 de octubre 2013)

Ya está en marcha otra “genialidad” del laboratorio de ideas de Ana Botella: multar a los que recogen el cartón. Durante años han circulado en camiones sin luces, sin pasar la ITV y pasando un rato largo de la normativa municipal pero es ahora cuando le da por atajar el asunto, y como de costumbre con una multa. Si espera la señora alcaldesa que los cartoneros lleven dinero encima para hacer frente a las multas lo lleva claro, y si espera a que sea un juez el que sancione se puede encontrar con indigentes de manual que ni siquiera tienen domicilio fijo en el que comunicarle la citación.
Los hombres de cartón trabajan perfectamente coordinados: el que tiene carnet al volante, los mas fuertes sobre la plataforma colocando el género y los mas pequeños se introducen a través de las rendijas de los contenedores jugándose el espinazo. Hace un par de años un crío murió en Sevilla al quedarse atrapado en un contenedor de reciclaje de ropa. La tronera de los es diminuta, dentro apenas se puede respirar, en caso de que la persona que se introduce sufriera un desmayo habría que acudir a los bomberos para que lo rescataran con una radial. No son cartones de bingo, son cartones que se venden al peso por muy poco, un negocio de hambre solo apto para los parias de ciudad, esa casta que no mira a los ojos. Sucios como mineros urbanos, anónimos para el censo, incumplidores de la norma municipal. Valen lo que cuesta su vida al peso pagada al precio del cartón.
Cuando el del camión vea llegar a la policía seguramente se irá dejando al pringado en el contenedor, él va a ser el que pague el pato. Al del camión es fácil verle los domingos a la entrada de un Punto Limpio, muy tranquilo y preguntando qué llevas a reciclar por si le viene bien quedárselo. Ahí no acude la policía, ni el Ayuntamiento se preocupa; total ya detendrán pringados dentro de los contenedores y les multarán.

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Etiquetas: Ana Botella