Hora Merkel

(“COLPISA“/VOCENTO, 24 de septiembre 2013)

El Congreso estudia adaptarnos a Europa, al menos en horarios que no es poca cosa. Al margen de ese estudio Merkel domina desde el domingo Europa en todos los husos horarios posibles, los alemanes han vuelto a acudir a ella para que les saque de la crisis. Merkel ya puede presumir de ser la única dirigente que no se ha llevado la crisis por delante, mérito más que notable si tenemos en cuenta que han sido veinte los que han caído arrastrados por la ira del votante que no perdona, (Zapatero tardó en pronunciar la palabra “crisis” porque sabía que era abrir el tapón del sumidero). El nuevo “merkelato” es una buena noticia para Alemania, ya veremos si para el resto de europeos porque allí la austeridad la entienden de otra manera, aquí en el sur ha servido para tapar carencias gubernamentales y disimular recortes por la espalda.
De momento está por ver que podamos recuperarnos al ritmo de Alemania a pesar de que Montoro se haya lanzado a la campaña “somos el asombro del mundo”. No se puede imaginar el ministro las ganas que tenemos de que acierte, aplaudiríamos tanto o mas que los partidarios de Merkel el domingo por la noche. Lo que podemos hacer para asemejarnos a Europa es poner el reloj al servicio de la inteligencia y hacer una vida que no nos lleve a comidas de dos horas y luego llegar a casa cuando las farolas llevan unas cuantas horas encendidas. Conste que España tuvo un horario mas llevadero pero la II Guerra Mundial también modificó esa costumbre. Bien está darlo todo por el trabajo y mas ahora que es un bien escaso, pero otra cosa es vender el alma al diablo y eternizarse en la oficina hasta tomar el tono de piel de los tubos de neón. En Alemania nos tienen por seres irresponsables que nos damos al “relaxing cup” todas las tardes y nada mas lejos de la realidad puesto que la crisis ha acabado en los últimos cuatro años con setenta y dos mil bares, Teruel a la cabeza de la lista. Este dato parece que no conmueve a los hombres de negro que estiman que aún nos pueden dar otra vuelta en el potro de tortura.
El cambio de horario adaptaría nuestros relojes a británicos, portugueses y canarios, y si ayuda a conciliar la vida laboral y la personal mucho mejor. Sería un efecto colateral y positivo de la crisis. No es normal que a media mañana se desparezca para desayunar y el pitillito, que la jefatura se vaya a comer a las dos y media y vuelva a las cinco, y que se convoquen reuniones a las diez de la noche. A menudo le echamos mas horas a la silla que una gallina ponedora subida al palo del corral.
Merkel todopoderosa va a marcar el ritmo de Europa con mayor énfasis, no estaría de mas que el resto pudiéramos responder con horarios europeos sobre todo porque aspiramos un día a hablar de la crisis en pasado como el que recuerda que antes tuvimos un reloj carente de lógica. Déjense de brotes verdes y vayamos a lo práctico que “ya va siendo hora”.

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