(“ABC“/ contraportada. Sábado 24 de agosto, 2013)
“Aquí no hay playa”, decía la canción de Los Refrescos, pero al margen de ese pequeño detalle Madrid es un destino muy recomendable para pasar agosto sin agobios y disfrutar de los placeres capitalinos sin el agobio habitual.
No será por falta de pasarlo bien, de hacer vida de terraza por la noche, de nadar en la piscina como si fueran los mares del sur, o descubrir nuevos bares con vermut de grifo. Hace años que se acabó el tópico de ciudad vacía, aburrida con tiendas cerradas y sábanas por encima de los muebles. Lo que prima es una oferta variopinta que comienza en la ruta del gin-tonic y se eleva a tono culto en los distintos museos.
Este verano gana por goleada el Reina Sofía que alberga la mayor exposición conocida sobre Dalí; las colas bajo el sol son bastante extensas. Sin duda que los madrileños y los turistas han elegido pasar sus vacaciones en el Museo Reina Sofía.
Si esta ciudad sabe de algo es de alegrías y de pasarlo bien a cualquier precio, desde La Latina a la “milla de oro” hay cientos de tesoros ocultos por descubrir, y es ahora cuando mejor te puedes mover por el centro, y si te atreves te puedes aventurar por el carril bici que pasa por el Banco de España y desemboca en la Plaza de Isabel II que es el corazón de los Austrias, otro de esos barrios de obligada visita.
La ciudad que nunca duerme hace honor a su nombre cuando cae la tarde y afloja la temperatura ayudada por abanicos y terrazas dotadas con ventiladores con vaporizador de agua que tan agradables resultan y tanto recuerdan a algunas escenas del “Titanic”. Y de ahí a adentrarse en la noche que por efecto mágico aquí dura mas tiempo que en otras partes, algo ocurre bajo la luna madrileña que devora por igual tripulaciones y naves, novios y solteros empedernidos, diablillas y santos, alocados y abstemios. Secretos iluminados por farolas.
Así hasta que amanezca en las copas de los árboles del Retiro y nos den las churro y tantas en San Ginés. Pero no olvide que nada hay como elegir bien la compañía. Aznavour cantaba a Venecia sin ti, Madrid sabe que hay que elegir bien la pareja de baile para disfrutar el doble, de esa manera uno espera sin prisa en la parada del autobús a que venga otro día, otra mañana, y así hasta acabar agosto antes de que vuelvan los del moreno de playa. De momento estamos en territorio de rostros pálidos pero muy felices.
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Etiquetas: Madrid