(“El Boletin“, miércoles 7 de agosto 2013)
Menuda cura de humildad sobre todo para los grandes editores ha sido la compra del “Washington Post” por parte de Jeff Bezos, dueño de Amazon. En primer lugar porque los grandes editores ven como amenaza a cualquiera que no sea de su negocio, (y a ser posible con varias generaciones de empresariado periodístico detrás), y después porque pone en valor lo que realmente significa en dólares la influencia de un diario mítico y es bastante poco. Si el WP vale 190 millones de euros, ¿cuánto cuesta una veterana cabecera de diario europeo?, el susto les ha congelado el verano a muchos.
El nuevo dueño del Post quiere probar fórmulas distintas del Periodismo, “experimentar” dice, por un lado porque entiende que el papel está acabado y por otro porque los contenidos que se ofrecen cada vez tienen menos seguidores puesto que la información también circula por las redes sociales, (sin contrastar pero ese detalle a veces tampoco lo han tenido en cuenta los grandes diarios internacionales así que ajo y agua para todos).
No sabemos hacia dónde se dirige el Periodismo pero podemos tener por seguro que por el camino que vamos a ninguna parte. Las causas del fracaso de la burbuja de papel son muchas y tampoco es plan de autoflagelarse pero cuando el Periodismo se puso departe del poderoso, del político, o de quién le daba prebendas a cambio de silencios y adhesiones, la cagó del todo. El Periodismo de palmero ha mantenido muchos puestos de trabajo pero ha liquidado la credibilidad y ha jorobado para siempre la independencia que debe tener el oficio; en algún momento olvidamos que noticia es contar aquello que alguien intenta tapar porque no quiere que se publique. Creo que fue el día en el que dimos por bueno que las notas de prensa se publican sin acudir a una segunda fuente.
La esperanza está en la base, en la recuperación del periodista como pieza clave, un actor independiente, formado, crítico y con la cabeza puesta en que debe servir a la sociedad aunque le cueste presiones y amenazas. O eso o nos pasamos todos a la amable crónica rosa de faldones de bautizo, tripitas al sol y crónicas de tinto de verano. Un periodista comprometido con la sociedad y valiente a la hora de exponer sus argumentos también delante de sus jefes en las reuniones de contenidos.
De momento el futuro es tan incierto como inquietante pero en el noble oficio de contar las cosas con objetividad han de tener cabida los periodistas una vez nos quitemos de encima la pleitesía con el poder. Invoquemos el espíritu de Larra ante el espejo.
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Etiquetas: Amazon, Jeff Bezos, Washington Post
Compadre, estás sembrao.
Hermoso y escalofriante.
Un abrazo
David