Ferraris falsos

(“El Boletin“, miércoles 31 de julio 2013)

La crisis agudiza el ingenio que da gusto, de las crisis se sacan oportunidades como dijo la princesa Letizia en San Millán de la Cogolla ante un foro de periodistas. Algo de ese discurso debían intuir los componentes de una banda que lejos de dedicarse al desguace de coches lo que hacían era darle un valor añadido al hurto. Otros se hubieran conformado con meter los coches en camiones y venderlos en países del este pero los de la banda del Ferrari prefirieron tunear los vehículos de gama media que robaban hasta dejarlos en auténticos-falsos Aston Martin o Ferraris. Hay que ser muy buen mecánico, hay que tener buenas manos y hay que dedicarle un tiempo a dejar un humilde coche utilitario reconvertido en un Ferrari de deseo con ese brillo que excede al lujo para entrar en la lujuria.
La Policía, como es lo habitual, ha detenido a esta banda pero uno espera que el juez sea complaciente con ellos porque a fin de cuentas estaban creando PIB español. Si un ingenuo pica y les compra sería como si alguien adquiere unas auténticas-falsas gafas de sol en un top manta. Si luego le aparecen manchas en la córnea será cosa suya, ¿O esperaba que a precio de bolsa de pipas las gafas fueran de Prada?, seamos serios.
La industria de lo auténtico-falso es una oportunidad de negocio en tiempos difíciles. Si, en efecto se basa en el robo y en el tirón pero ¡qué otra cosa fueron las preferentes y se vendían como productos dotados de toda legitimidad en las entidades bancarias!
La banda del Ferrari se ha equivocado solo en una cosa: en ser demasiado buenos, si las falsificaciones hubieran cantado menos les habrían tenido por unos locos que querían hacer coches de imitación pero nada de eso: si a estos tipos les dejas construyen el coche de Fernando Alonso partiendo de un autobús de la EMT. Dónde esté el talento hay que reconocerlo, aplaudirlo, darle categoría para que no desaparezca. Lo auténtico-falso da para una exposición en el IFEMA llenando varios pabellones con productos desde lo mas cañí hasta coches de alta gama.

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