(“EL BOLETIN“, miércoles 24 de julio 2013)
Me da a mí que mas de uno se va a llevar un chasco la semana que viene cuando Rajoy suba a la tribuna del Congreso. Ni la petición registrada en la Mesa, ni la actitud del PP, hacen sospechar que Mariano Rajoy vaya a someterse a un monográfico de Bárcenas obligado por la presión de la cámara que le cerca de manera agogiante. Para empezar no hay tal presión porque cada grupo va a lo suyo, y para continuar todo lo que se pregona viene sacado de las tertulias y no del debate político que es mas bien inexistente. Rajoy puede marcarse el 1 de agosto un discurso de recuperación económica y pasar por encima del ex tesorero. Seguro que en las casas de apuestas inglesas ya hay quién contempla la posibilidad de hacer negocio con el silencio del presidente.
Rubalcaba, al que se le incendia la casa por el sur, afirma que Rajoy acude obligado a dar explicaciones, y ahí es dónde puede darse el mayor chasco jamás narrado en directo. Todo lo que no sea hablar de Bárcenas la oposición lo va a tener por discurso perdido pero lo malo es que luego no van a tener argumentos, ¿se atreverá Rubalcaba a presentar la moción de censura que de manera táctica, y a favor de sus intereses, ha retirado?
Rajoy puede repartir estopa al PSOE con los ERE, con la extraña dimisión de Griñán que deja pasar el mes de agosto supongo que para consolidar algún derecho sobre su pensión, (de otra manera no se entiende una dimisión drástica pero anunciada con mucho plazo). Y si se aburre con los ERE puede sacar el tema Palau y tocar las narices a los nacionalistas catalanes. De postre una de entusiasmo por la buena marcha de la EPA y nos quedamos con un palmo de narices.
Bien parece que se ha creado una expectación superlativa y que no se ha tenido en cuenta que Rajoy va por su carril, a su rítmo y que se siente poco presionado porque tampoco le presiona nadie en el Parlamento. Menudo chasco se pueden llevar algunos.
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