(“COLPISA/VOCENTO“, martes 9 de julio 2013)
Desde que Bárcenas emergió en la vida del PP la sala de prensa de Génova se ha transformado en Hadleyville dónde solo da la cara “Cospedal Cooper”; tal es la tensión cuando habla que no extrañaría que sacara un reloj del chaleco para ver cuánto tiempo tarda en llegar el tren con Frank Miller dispuesto a vengarse de esta sheriff manchega. Y nadie en el PP está dispuesto a acompañarle por el calvario de Hadleyville; Rajoy ha declinado la invitación y Soraya se quita de en medio como un corredor de los sanfermines se aparta a un lado cuando el morlaco galopa demasiado cerca. Soraya practica la técnica del abanico que consiste en correr en diagonal al peligro, en cambio Cospedal no cede terreno en el centro de la calle, ni cuando aprietan los toros bravos, ni cuando derrotan los tesoreros mansos. Su exposición al peligro es meritoria por lo que tiene de digna de mejor causa, otra asunto es que responda a las expectativas creadas.
Falla Cospedal cuando trata de afirmar que todo está meridiano pero no aclara quién va a hacer la contabilidad de su partido y de qué manera el dinero negro sirvió para favorecer a empresarios afines. Por cierto que el dinero negro no es una partida de la contabilidad si no una parte del trinque que no se pone en un asiento contable, ¡hasta ahí podríamos llegar! Los piratas cuando asaltaban un barco lleno de monedas de oro lo último que les preocupaba era inscribir en el balance el peso de lo conseguido. Los piratas, los bandoleros y algunos contables infieles tampoco han entrado nunca en detalles. Por eso algunas explicaciones de Cospedal rozan el surrealismo de los hermanos Marx, homenaje ininterrumpido a la parte contratante de la primera parte. Ahora bien, es la única en su partido que se atreve porque si fuera por el locuaz Floriano aún estaríamos preguntándole si Granada fue tomada por los Reyes Católicos o es algo que no le consta.
El temblor de voz de la secretaria general, su insistencia machacona en repetir las frases dos veces con intención docente de subrayar y la técnica de responder confusa pero con el convencimiento de estar dejándolo todo muy claro provoca estupefacción. Cuando Cospedal acabó la rueda de prensa se formó en la sala un corrillo a su alrededor porque nadie había entendido nada. Y Bárcenas supongo que entretenido jugando a la brisca en la trena, riéndose por la comisura de lo que estaría escuchando en la radio.
Por mucho que la secretaria general del PP quiera dar una imagen de santidad en las cuentas del PP lo cierto es que Bárcenas ha dinamitado el sistema por dentro, se lo ha cargado y cuanto menos tarden en aceptar culpas y construir el futuro será mejor para el PP. Además, parece que Rajoy cuando pintan bastos prefiere la presencia de Arenas que la de su actual secretaria general. Mientras no hagan su reforma interna marcará el tiempo el reloj de la estación hasta que llegue Miller a cobrar venganza.
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Etiquetas: Bárcenas, Cooper, Cospedal, Frank Miler