Nada hay mas inevitable que un político en una inauguración, de hecho trabajan día y noche para llenar la agenda de inauguraciones aunque en estos tiempos las alegrías son escasas y se hacen esperar. Por eso la alcaldesa de Alicante no quiso perderse cómo llegaba el AVE a su ciudad, y sin importarle estar imputada en el caso Brugal por tres delitos graves Sonia Castedo metió su mano en la foto con el Príncipe. Es para preguntarse por qué los de protocolo de la Casa Real no alejan a personajes tóxicos de la presencia del heredero de la Corona. La clave está en que Castedo no se iba a perder la inauguración por todo el oro del mundo porque allí estaban los notables de su partido, entre ellos Rajoy y Cospedal.
La situación es tan desagradable que parece que se ha invertido en una obra de tamaña magnitud sólo para que la alcaldesa luzca palmito y pueda presumir un rato. El nivel de descaro del corrupto le impide reconocer sus errores y mandar al teniente de alcalde; ¡en absoluto, por favor!, antes muerta que sencilla, si alguien tiene que estar en esa foto es ella porque así lo vale. Un AVE para Corina es el mejor resumen de una crónica de esperpento, tacones y pelo suelto. Dentro de cien años cuando se recuerde la llegada del tren de alta velocidad a Alicante allí estará ella en la foto junto a las máximas autoridades del país.
A Cospedal le preguntaron qué le parecía la presencia de Castedo y respondió con un “por supuesto”, (tenía que estar). ¿Y por qué?, ¿Por qué hay que aguantar a los corruptos en zona de autoridades con el argumento de “por supuesto” deben estar? La maquinaria de la Justicia es lenta pero la ética de un partido avanza de manera diferente, y en el PP tienen a gala apartar a los dirigentes envueltos en procesos judiciales pero se ve que con Castedo han hecho una excepción. Pues que luego no se llamen a engaño cuando los votos huyan y busquen acomodo en otras opciones que se puedan presentar mas normales.
La alcaldesa de Alicante ya puede presumir de AVE, y de imputada también porque de otra manera no se entiende que tenga el descaro de posar junto al Príncipe con la alegría de una chica que recibe la beca de fin de curso y espera a los aplausos con natural humildad.
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