(“ABC“/MADRID, viernes 3 de mayo de 2013)
Da igual la medalla de que se trate porque Aguirre siempre tiene un antídoto por si llegara el caso, el 2 de mayo es fiesta de identidad regional madrileña que se basa en el “pal pelo” que se le dio a las tropas del entonces emperador de Francia. En su momento Aguirre fue tan hábil que logró condecorar al embajador francés de tal manera que lució durante la ceremonia esa banda de Miss que en realidad es homenaje a Daoiz y Velarde que tuvieron la osadía de mantener una opinión contraria a la de Napoleón, (buena se lió).
La medalla de ayer se une a otras cuántas que atesora la ex presidenta. Hace unos días pudimos ver cómo lucía su condición de Commander del Imperio Británico durante los funerales de Margaret Tatcher. La Medalla de Oro de Madrid le corresponde como ex dirigente regional puesto que también la recibieron sus antecesores; en realidad este peculiar invento de Comunidad no histórica lo entendieron muy bien Joaquín Leguina y Esperanza Aguirre, el primero por aplicar altas dosis de surrealismo y la segunda por imprimir densas capas de hiperrealismo en el BOCAM.
Curiosa la foto sentada junto a Casillas durante la ceremonia, ambos en el banquillo a la espera de que llegue un momento mejor. Iker Casillas tiene el panorama despejado mientras a Mourinho se le pone color pereza el horizonte; por su parte Aguirre está instalada como Messi en un cómodo retiro voluntario. Retiro no es vida contemplativa ni mucho menos.
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