(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 14 de abril 2013)
El Ayuntamiento de Valderas, al sur de León, ha dejado de ser algo útil para sus vecinos después de que la alcaldesa saliera corriendo como alma que lleva el diablo antes de que los libros de contabilidad se le cayeran encima porque la economía amenazaba desprendimiento por ruina. Corría la señora alcaldesa sin esperar al relevo en las urnas porque se le venían encima las deudas como se desprenden los aludes. No extrañaría que se hubiera dejado los zapatos en la escalera porque cuando se huye no está uno para detalles y taconeo.
Valderas apenas tiene dos mil habitantes pero la deuda sube hasta cuatro millones de euros. Valderas es un monumento a los años del pelotazo, a aquella época en la que los constructores sin escrúpulos fueron el mejor amigo de los alcaldes, su aliado natural con el que arrasaban en las marisquerías. De esa manera de gobernar como si nunca llegara el mañana se han producido catástrofes municipales de todo tipo. La competición en el boato mas pintoresco deja muertos y heridos reflejados en las notas del secretario del ayuntamiento. Eso sí, las cortinas estupendas y el coche del señor alcalde alemán con mas caballos que en la carrera de cuadrigas de Ben-Hur. Vaya el señor alcalde en su Audi y ríase la gente, o en su defecto se aparten a un lado que la autoridad corta el tráfico cuándo la ocasión lo requiere.
Lo de Valderas no lo arreglan ni los concejales yendo de peregrinación a Lourdes, la solución pasa por disolver el Ayuntamiento e integrarlo en otro municipio y que se den por fastidiados los que tengan facturas pendientes de liquidación. Me temo que será el primer caso de otros muchos que vendrán después. PSOE y PP han gobernado en esos ayuntamientos tóxicos pero ahora se presentan como los dos partidos que quieren recuperar la economía y el buen nombre de los ciudadanos, ¡y son los mismos dirigidos por los mismos que no han mostrado un gesto de arrepentimiento! La estrategia del otro lo hacía peor se les ha agotado porque en conjunto PSOE y PP no lo han podido hacer de manera mas desastrosa. Nadie pensó que iría a llegar la crisis y al retirarse las aguas se ha visto quién se bañaba desnudo como dice Warren Buffett. En la gestión descabellada de la hacienda local se ven las barbaridades cometidas durante estos años.
La ceniza de la crisis dejó detenido el tiempo como ocurrió en Pompeya con la lava del Vesubio y en los apuntes contables podemos ver reflejada una manera de hacer política con violencia hacia los ciudadanos a los que lejos de dejarles un buen pueblo les abandonaron en un agujero negro de la economía local.
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