En una de esas vueltas que da uno por los rincones de la curiosidad me tropecé con una sesuda tesis de un fÃsico en la que se detallaba el peso de la luz. SÃ, sÃ, ese mismo sol que tanto nos gusta perseguir en las mañanas frÃas de los domingos de invierno. Un jodido rayo que atraviesa la “lejosfera” es el responsable de parte de nuestro dolor de cervicales.
Añádase a ese peso, liviano pero cierto, el resto de marrones que de manera natural llevamos encima. De esa forma llegaremos al hombre caracol que es aquel que carga con lo suyo más con algo extra añadido, (puesto que hay personas que disfrutan lo indecible contándonos sus penas). Es cierto que hay cargas inevitables, como los rayos del sol, pero otras son del todo eludibles. De tanto peso añadido que llevamos encima nos hemos convertido en unos auténticos “pesos pesados”. En la categorÃa de pesos cansinos hay que añadir el marroncito laboral, el niño que no quiere hacer los deberes, o la carta del Ayuntamiento en la que nos recuerdan que han actualizado alguna tasa.
Propongo hacer recuento de las cosas que son muy pesadas, por ejemplo los sms de Navidad, o las bandejas de corcho-pan de plastico que le ponen al pollo en los supermercados. Me dan una dentera terrible, esa dentera es otro peso añadido. Ese sonido lo odio pero del verbo “nomepuedesentar peor”. Y también a los que llaman por teléfono para no contarte nada, NADA, son los que hablan de cosas absolutamente prescindibles y luego no te dejan responder, (un ejemplo: ¿a que el Gobierno lo hace todo faltal?, y luego no te dejan argumentar el debate porque llevan prisa).
Mis pesos pesados son llevaderos: no odio a nadie, me estoy quitando de las palabrotas y de reÃrme cuándo alguien se cae por la calle. Y hace tiempo que no escupo en las aceras y que no miro a las mujeres cuando ellas se han dado la vuelta.
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¿Qué más da, pesados, welter, ligeros, pluma o mosca? Todos son pesos, gravámenes, cargas, losas, coñazos -con perdón del desfile-, plomazos.
No pesan los años, pesan los kilos, rezaba aquel spot. Pues yo prefiero los kilos (si son de euros mejor) a los años. Los gramos son los réditos de una buena inversión vital. Los años son letras de cambio, aceptadas, descontadas en el banco de la vida, onerosas, costosas como hipotecas.
Ya lo decÃa mi abuelo: “Si el vino te perjudica los negocios, deja los negocios”.
A mà “nomepuedesentar peor” cuando algunas amigas me sugieren organice reuniones/encuentros/cenas en lugar de organizarlos ellas mismas. Es cierto que tengo cierta propensión a organizar, es verdad, pero llega un momento en la vida de una en que “pasa”. Esa es la palabra, “pasa” totalmente de organizar eventos para los otros, y se limita a estar con la gente que verdaderamente quiere o le quiere. Yo me pregunto por qué esas personas delegan en los demás lo que deberÃan hacer ellas mismas. Son las tÃpicas que, cuando coinciden contigo, casualmente, en los sitios, te dicen: ¡¡¡¡ah!!! (horror de miradas)….iba a llamarte…, o, ….. a ver cuando nos vemos…
Ese puede ser que haya sido uno de mis pesos de un tiempo muy concreto a esta parte, pero, del que felizmente, me he liberado….
Sr. Contertulio, ¿Tiene prevista alguna aparición de cuerpo entero en algún medio para esta noche?
Victoria
Carlos: los “Plómez” eran unos personajes del TBO, pues creo que no se han marchado del barrio. Es verdad que hay mucho “cansino” que es término del sur, aunque prefiero el de “jartible” que es muy gaditano.
Victoria: esta noche no tengo tv porque me toca escribir el arranque de mi nueva novela. Estoy metido en otra y con la cabeza en plena ebullición del verbo “mesalenchispas”.
En cuanto a esas amigas que te saludan ufanas les puedes aplicar aquel calificativo que tanto usa mi amiga Yolanda ColÃas: “¡esas son de las que dicen CUÃ?NTO ME ACUERDO DE TÃ? CADA VEZ QUE TE VEO!”. Las hay a miles, a cien miles, a racimos y hasta repetidas.
Pero te ocurre que eres vÃctima de tu entuasiamo y al final la reunión la montas tú porque en otro caso serÃa un coñazo solemne, de mármol pie estatua ecuestre.
Lamento no aparecer en la tele, mira que lo siento. A ver si me dan un papel en “Cuéntame”, me pido uno de trosquista de imprenta ilegal donde se hacen octavillas en ciclostil.
Y por supuesto, no hay que olvidar en el ranking de “pesadeces” al celofán de los CD’s…
Le voy a decir a Bernardeau que te dé un papel de ‘sereno’, ataviado con todos los pertrechos de la época: el chuzo, el manojo de llaves, el silbato, la gorra de plato…
Te va lo de sereno por estar siempre de guardia, atendiendo a algunos ‘pesados’ como el que suscribe.
¿Quién vaaaaaaaa?
Bien, Ramón, bien.
Ramón que es un experto en marketing viral lo que hace es recordar el grupo que ambos hemos creado en face-book. Por si alguien se quiere dar una vuelta. Gracias.
Carlos: no es tanto que sea el sereno en una pelÃcula de Paco MartÃnez Soria, sino que salta una alarma en el correo cada vez que dejáis un mensaje en el blog, por eso acudo. Pero es un placer atender a los “clientes”, ¡faltarÃa más”, y si el señorito no dispone nada más me voy a retirar porque es tarde. Hasta mañana y que duerma bien el señorito.
Pues tienes razón va a ser que soy vÃctima de mi entusiasmo, pero creo que lo que me salva de ser carne de diván de psiquiatra es que lo soy conscientemente con lo cual el daño no es tan grave. Intento canalizar esa energÃa positiva hacia mà para no “darme de narices” más contra la indiferencia e insulsez de la mayorÃa.
Asà que serÃas actor con condiciones. No harÃas cualquier tipo de papel, verdad?. ¿Cúal serÃa el papel que nunca te “atreverÃas” a interpretar?
Victoria: el entusiasmo no sólo te salva sino que te hace vivir el doble que los demás. Nunca lo dejes/olvides o pospongas tu entusiasmo, es justo lo que te distingue entre un millón de personas que hagan cola ante una ventanilla de “objetos perdidos y amores descalabrados pero en buen estado”. A menudo veo a personas que están más muertas que vivas, y ellos no lo saben que es lo jodido.
Un entusiasmo es una luz siempre. No la apagues, no te apagues.
¿El papel?, me hubiera encantado ser actor. Creo que habrÃa hecho un buen secundario en el libro en el que ando metido ahora; va de soldados pero no de héroes.
Y el que nunca me atreverÃa a interpretar serÃa el que fuera contra mis principios que tampoco son tantos pero sà muy sólidos, lo juro. Un ejemplo: nunca serÃa un traficante de armas.
Muchas gracias Rafael. Es muy reconfortante y enriquecedor formar parte de este blog porque para mà significa pertenecer a una pequeña comunidad de personas que comparte sentimientos y percepciones de la realidad comunes.
Victoria.
Sà serÃas un buen ‘traficante de ilusiones’, condenado a perpetuidad -sin redención de pena- a provocar pensamientos en tus vÃctimas, tus lectores, también prisioneros, sÃ, pero de tu delito de ‘lesa conciencia’.
El magistrado de turno me ha preguntado: ¿cómo se declara el reo?. Le he contestado, lacónicamente: SeñorÃa, soy culpable, y pesado.
Acato y acepto la sentencia. Total siempre he sido un buhonero de palabras y un traficante de sentimientos. SabÃa que tarde o temprano me echarÃan el guante.
Me echo a temblar cuando el enunciado comienza con “si yo fuera tu…” o “lo que tienes que hacer…”, no te digo cuando acaba con un “…ya te lo dije” o “lo veÃa venir”. Námepuedesentarpeor, que los videntes y agoreros, a los que por cierto, les suele ir tan de pena como a una misma. ¡Coño, arregla tu vida o ejerce de oráculo contigo mismo, leches! Pero no lo pienso y contesto con un “Ajá, aja, ajá…”
Pesan los años… y los kilos y los remordimientos que cada vez menos te hacen decir “no vuelvo a beber” y más “no vuelvo a darme otro atracón como éste…¿a qué fin me he puesto yo morada?”.
Nopuedosoportar las chupas y abrigos de cremallera que se quedan atascados a la mÃnima y te llevan a suplicar que “alguien me saque de aquÔ.
Coletta: es que el carnet de enterado lo dan más fácil que el de conducir en Andorra. Hay mucho pesado que se las da de vidente, lo hacen por defensa, por justificación y porque son muy coñazos.
Por cierto, no te habñia dicho yo a ti que… jajaja.
Ay, me encantarÃa saber algo de fÃsica, hay tanta poesÃa escondida en ella…Y hay taaantas cosas que no soporto… asà a bote pronto se me ocurre Telefónica y todo su mundo, las interminables, surrealistas y estériles llamadas que nunca solucionan nada, sus múltipples e intrusistas sms publicitarios, el metro de Valencia (hay que fichar para entrar, hay que fichar para salir), los tÃos que en el metro o el autobús se sientan con las piernas bien abiertas, ahÃ, que se aireen bien sus partes, mientras los que estamos a su lado tenemos que cerrar bien las piernas y encogernos en nuestros asiento, los eufemismos reproducidos por los medios (daños colaterales, reestructuración, flexibilización del empleo…) Y paro ya.
Bárbara: detente porque no era un libro de reclamaciones el que habÃa dejado abierto sino un comentario. Te veo llena de justas reivindicaciones que pueden hacer un mundo más llevadero, en efecto esos tipos que se sientan con las piernas abiertas son la reencarnación de las tropas de los bárbaros del norte.
Me parece normal que en el metro te fichen al salir, ¿y si te has perdido por el camino?, supongo que por la noche habrá un Contador de Poetas que al comprobar que faltan dos o tres personas se vaya a lo oscuro del túnel, con su linterna a pilas, buscando a esos tres idiotas que se han perdido en un subjuntivo suburbano e imposible.
Por lo demás, claro, de acuerdo, ¡cómo para no estarlo con ese caracter que tienes!, jajaja.
Vuelvo a recomendar tu blog.
Bárbara, te pido permiso para entrar en tu blog. ¿PodrÃas darme la dirección? Si Rafa nos lo recomienda será por algo. Me muero de ganas de saber qué se cuece ahà dentro. Un saludo,
Victoria.
Antes de que responda Bárbara te la daré yo: http://dameunatregua.blogspot.com/
Es un lugar magnÃfico, muy recomendable.
Jo, gracias por el interés y por la publicidad (ya te daré lo acordado, Rafa…). Aún más fácil que la dirección, si pinchas encima de mi nombre te lleva directamente a mi página (en la vida real deberÃa existir algo asà para cuando uno se emborracha…). Y no hace falta pedir permiso, Victoria, es también tu casa.